-¿Y luego qué piensas hacer con ella?

-Tratarla como una esclava... o como una reina... Todavía no lo sé.

Este dialogo puede leerse en dos de las ilustraciones de la exposición "Mujeres de Roma a través del arte del cómic", que se exhibe en el claustro del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. La muestra, comisariada por Rosalía Rodríguez López y Jaime Vizcaíno Sánchez, profesores de la Universidad de Murcia, está integrada en el curso "Cómic y género. Humor y temor", que dirige María Isabel Núñez Paz, profesora de Derecho Romano de la institución.

Ambos consideraron que la celebración del bimilenario de la muerte del emperador Augusto era un buen momento para analizar cómo retrata el mundo del cómic a las mujeres de esa época. Los autores tanto de los dibujos como de los textos son en su mayoría francobelgas y puede decirse que su estilo es realista, en personajes y ambientación. En los veinte paneles en los que se exhiben las ilustraciones y los textos explicativos, pueden verse los diferentes estilos, temáticas y enfoques de los cómics.

La muestra se divide en varios apartados. Se inicia con el denominado "Mujeres de púrpura, mujer dominio", en el que se presenta a tres de las personalidades femeninas más destacadas de la época: Livia, esposa del emperador Augusto, símbolo de la energía; Popea, esposa de Nerón, quien le convenció para que asesinara a su madre, Agripina, y Cleopatra, la reina de las tres cobras. A Cleopatra VII, la última reina del antiguo Egipto, se la caracteriza como una mujer sabia, grande y de buen gobierno.

Mujeres en el trabajo, en la Roma de la seducción y el erotismo, vírgenes y sacerdotisas vestales -aquellas que se consagraban a la diosa del hogar Vesta y que si rompían el voto de castidad eran castigadas cruelmente-, los baños y termas, las pasiones, el adulterio, la prostitución, la mujer en la guerra, las bárbaras, guerreras y amazonas. Todas ellas han sido representadas por los dibujantes de cómics.

Sorprende el alto nivel intelectual que se atribuía en Roma a algunas prostitutas, así como el hecho de que las "bárbaras", que guiaban a su pueblo en la lucha, siempre lo conducían "al caos".

La exposición finaliza con un panel dedicado a la violencia ejercida contra la mujer, "una lacra de casi todas las culturas", y con un mensaje: la "necesidad de acabar con delitos ancestrales que comprometen la dignidad del ser humano".