Tenía razón el maestro Tung-Chieh Chuang -en la fotografía, ayer, al frente de Oviedo Filarmonía- al anunciar un programa cargado de sentimientos. El concierto de ayer en el Auditorio Príncipe Felipe mostró un vertiginoso tobogán de emociones desde "Calle 1061", estreno absoluto de Fernández Guerra, hasta la quinta sinfonía de Chaikovski, tan hermosa como doliente en la batuta de Chuang, pasando por el concierto de violonchelo número 1 de Shostakovich que el joven solista Edgar Moreau tocó magistralmente.