Si alguien en Asturias conoce bien la literatura de Fernán Coronas, seudónimo del religioso y poeta asturiano Galo Antonio Fernández, el Padre Galo (Cadavedo, 1884- Luarca, 1939), es Antón García, escritor en lengua asturiana que ha dedicado un amplio trabajo a la poesía y las traducciones de Coronas, un políglota que, además de conocer varias lenguas, dejó escritas miles de poesías en asturiano. Antón García señaló ayer, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), donde cerró las Jornadas de Filología Asturiana, que "en leer todo lo que escribió el Padre Galo se tardarían al menos diez años".

Poeta y novelista reconocido como una de las figuras claves de la II Generación del Surdimientu, Antón García presentó en sociedad el trabajo de traductor de Coronas y reflexionó sobre una dedicación en la que el religioso valdesano empeñó tiempo y esfuerzo. Aunque no era lo habitual a comienzos del siglo XX, el Padre Galo hablaba asturiano, español, francés, italiano, portugués y latín, y traducía de éstas y otras lenguas, entre ellas, inglés, irlandés, alemán, griego, hebreo, occitano, gallego y catalán. "Las conocía y las dominaba todas en mayor o menor medida, pero también tradujo del japonés, un idioma que, sin embargo, no conocía". En este caso lo hacía desde una tercera lengua a la que se habían traducido los textos originales en japonés.

Con este método, el padre Galo "nos ofrece en castellano una antología completa de poemas japoneses que habían sido traducidos previamente al francés". El libro de Antón García publicado en 1993 sobre la poesía completa y traducciones de Coronas incluye al final un apéndice con algunos poemas localizados hasta ese momento y volcados por Galo al asturiano: "Había algo de alemán, algo de gallego y unos cinco poemas de la antología de traducción indirecta del japonés al español y al asturiano". Asegura García que el valdesano debió de ser el primero que tradujo la antología de poesía japonesa "Hyakunin-isshu" (Cien poetas-cien poemas), que no se publicó entera en español hasta el año 2004.

Como traductor al asturiano, lengua en la que se han localizado poemas alemanes, italianos, catalanes y gallegos, era "muy riguroso al traducir de una lengua que conocía". Así se aprecia en sus borradores, materiales en los que se ve la manera que tiene de trabajar. "Eran textos no pensados para publicar, con muchas correcciones, variaciones y versiones distintas", comenta García, quien observa que su modo de trabajo "responde a un patrón métrico y cuando traduce trata de repetir en asturiano el patrón del original".

Es, a su juicio, "un traductor moderno que intenta repetir el mismo esquema métrico en la lengua a la que traduce. Hasta donde conocemos es muy riguroso en el sentido de que procura por todos los medios no traicionar la intención poética del autor". Fernán Coronas escribía muchísimo. Ponía en el papel todo lo que se le ocurría, lo que le pasaba, lo que le inspiraba. "Se calcula que escribía dos o tres poemas al día, al menos durante treinta años, de los que quince se dedicó a la poesía en asturiano, con lo que pudo hacer unos cinco mil poemas. En la actualidad apenas hay publicados trescientos".