Transitó por el "lado oscuro" y "murió" miles de veces, pero Manolo Tena, al que ayer venció a los 64 años el cáncer de hígado que le fue diagnosticado el pasado diciembre y que le llevó al hospital madrileño Gregorio Marañón, estaba convencido de que también a esto sobreviviría y hacía ilusionado planes para su enésimo renacimiento. De hecho, tenía programado un concierto en Gijón para el próximo 14 de mayo.

La capilla ardiente de Manolo Tena, nacido el 21 de diciembre de 1951 en Benquerencia de la Serena (Badajoz), quedará instalada en la SGAE, de cuya junta directiva era miembro, para que amigos, colegas y admiradores, que convirtieron su fallecimiento en "trending topic" mundial en Twitter, puedan dar su adiós a uno de los últimos supervivientes de la Movida madrileña.

Su hermano Rafa aseguró que el autor de canciones como "Loco por verte" y "Sangre española" -que deja una hija de 10 años, Manuela- se trataba con remedios naturales porque "no quería ni oír" hablar de hospitales o médicos, hasta que los dolores le obligaron a claudicar. Esto ocurría hace tres semanas, pero quiso cumplir su compromiso de actuar en Santa Cruz de Tenerife, el pasado 18 de marzo, y el día 19, en el que ya es su último concierto, en Las Palmas de Gran Canaria. "Tuvo que cantar sentado porque le faltaban las fuerzas. Volvió a Madrid y ya casi desde el avión se fue al hospital y le ingresaron. En estos últimos días perdió muchísimo peso, pero él estaba convencido de que lo iba a superar", relata Rafa Tena.

Su hermano está "muy enfadado" con el que era el productor del artista cuando sacó en 1992 "Sangre española", un disco del que se vendieron, dice, "cientos de miles de ejemplares" y del que él "jamás vio ni un solo duro".

"Mi hermano firmó la cesión de sus derechos a ese señor en pleno síndrome de abstinencia de la heroína. Estoy decidido a entablar una batalla legal porque se aprovechó de su debilidad y ha dejado a su niña, de la que soy albacea, en la ruina", relata. El cantante, un "superviviente", "un ser de luz que hizo lo que quiso", dueño de una voz ronca muy parecida a la de Joe Cocker, estaba "ilusionado como un crío de 15 años", según su amigo el compositor y productor Óscar Claros.

La triste y celebrada quinta del rock español de los 80 tiene ya un nuevo nombre que llorar en Tena, que se aferró a la vida, tras una travesía de éxitos y "fondos muy raros", para caminar unos cuantos pasos más que colegas como Antonio Vega, Antonio Flores, Enrique Urquijo o Juan de la Rosa. "Son compañeros de un viaje que sólo ellos y yo entendemos", relataba el músico en su última entrevista, en la que se refería a ellos como "vencedores" y en la que constataba cómo, tras pasarlo muy mal y llegar incluso a la indigencia, había decidido aferrarse a la vida y volver "a disfrutar de cada suspiro".

"No dormí en la calle porque mi familia no me dejó", reconocía Tena, que encontró en su familia, en sus padres y en su hija, pero también en su hermano Rafa, un motor para continuar.

Acababa de publicar el que se ha convertido en su epitafio musical, "Casualidades" (2015), aunque justo fuera un grito de vida, como demuestra que uno de sus temas se llamara "La vida por delante", escrito desde un centro de rehabilitación en Cuba.

Miembro del grupo "Cucharada" a finales de los ochenta y de "Alarma" después, entre 1983 y 1986 Tena tocó la gloria en solitario, especialmente con "Sangre española" (1992), que incluía el éxito del mismo nombre, o "Tocar madera", del que llegó a vender más de medio millón de copias.