Los primeros representantes europeos de los Neandertales, cerca de 140.000 años antes del Hombre moderno, hicieron suyo el espacio de grutas profundas y construyeron en el mismo estructuras complejas con ayuda del fuego, una constatación que aporta una visión inédita sobre esos homínidos.

Hasta ahora, la prueba formal más antigua de que los hombres frecuentaban las cuevas se remontaba a 38.000 años, en la caverna francesa de Chauvet (sureste), pero un estudio publicado ayer por la revista Nature data en hace 176.500 una nueva demostración de que se adentraron en las penumbras. Son las primeras construcciones de un homínido.

La también gruta francesa de Bruniquel, cerca de Toulouse (sur), ofreció ese descubrimiento inesperado: seis estructuras compuestas de estalagmitas o trozos de estalagmitas organizadas de forma más o menos circular, junto a restos de combustión de fuego. Su organización no es fruto del azar, pues había elementos fragmentados o superpuestos.