Oviedo, Andrea G. TORRES

El clarinetista Andreas Weisgerber fue el gran protagonista del concierto que la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias ofreció ayer en el Auditorio de Oviedo, y que estuvo patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA.

Su interpretación del Concierto para clarinete en la mayor, K. 266 consiguió emocionar al público, que se volcó ovacionándole. Interpretar Mozart siempre es un gran reto, y más si se trata de una obra tan conocida como ésta.

Weisgerber, el actual solista de la OSPA, ofreció ayer un ejemplo de buen hacer, con un sonido redondo y homogéneo, incluso con un halo misterioso en algunos giros melódicos, y con un balance sonoro muy adecuado.

Especialmente bello y lleno de expresividad fue el segundo movimiento, en el que solista y la orquesta. Al término del concierto, los asistentes mostraron su satisfacción con una efusiva ovación.

La propina ofrecida fue una obra camerística titulada "Requinta maluca", del compositor brasileño Julio Medaglia, que Weisgerber interpretó junto a Myra Pearse, Juan Ferriol, John Falcone y José Luis Morató, y que gustó casi tanto como el propio concierto.

El maestro australiano Benjamin Bayl ha sido el invitado para dirigir este programa. Su carrera artística se centra en las composiciones del Clasicismo y el Romanticismo temprano, y especialmente en la agrupación de orquesta de cámara. Su comunicación con la orquesta fue realmente fluida, y su actuación ayer mostró un escrupuloso cuidado a los contrastes dinámicos del sonido.

La obra que abrió la jornada fue la obertura de "Los conspiradores", escrita por Schubert en su afán por convertirse en un compositor operístico, aunque nunca llegara a conseguirlo. Esta obertura, que escasamente aparece en los programas de conciertos, recuerda en algunos aspectos a la tradición de la ópera italiana del siglo XVIII, pero también hay aspectos deudores del sinfonismo alemán.

La segunda parte estuvo protagonizada por la Sinfonía nº 9 "La grande" de Robert Schubert. En los conciertos que ha realizado la OSPA esta temporada ha reservado lo mejor para el final, y en esta ocasión ha vuelto a ocurrir. Schumann, en su faceta como crítico musical, mencionó que "La Novena" de Beethoven ejerció una gran influencia en la sinfonía de Schubert, especialmente visible en la magnificencia de esta última y en el tratamiento de los temas.

La OSPA consiguió volver a emocionar tras una brillante interpretación de esta sinfonía de grandes proporciones, ágil y dinámica, y con una destacada participación de la sección de metales. Al final, un público satisfecho que aguarda ya el próximo concierto de la OSPA la semana próxima.