A la hora de fijar sus referentes, Hugo Carrio siempre destaca a Rodolfo Saglimbeni, José Antonio Abreu, Juan Diego Flórez y al director emérito de la Fundación Princesa de Asturias, Graciano García. Pero por encima de todo, el director de orquesta gijonés alude a sus padres, Celestino Carrio y María Rita Avello, que inculcaron al músico una férrea formación en valores.

Precisamente, la enfermedad de su padre fue una de las razones que le llevaron, en 2014, a dejar el Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela para retornar a España, con el objetivo de estar con él en esos momentos. Celestino Carrio falleció el pasado 31 de octubre, a los 64 años de edad. Pero aun en sus últimos momentos, su entereza y su fuerza de voluntad sirvieron de inspiración a su hijo, que siempre recuerda los versos de "Palabras para Julia", el poema de José Agustín Goytisolo: "La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor".

Ahora, esa misma educación en valores que le inculcaron sus padres es la que Hugo Carrio transmite a sus jóvenes discípulos, tanto en la Orquesta Sinfónica Prejuvenil "Sinfonía por el Perú" como en la Orquesta Sinfónica Juvenil "Ataúlfo Argenta", cuya dirección alterna con su labor en el país andino. Unos valores que identifican el esfuerzo, la vocación y la ilusión como motores fundamentales para construir una vida y, en última instancia, también una carrera en el mundo de la música.