No ha cumplido aún las dos décadas de existencia (lo inauguró el ahora rey Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, el 22 de octubre de 1998), pero en ese tiempo ha ido concentrando una colección de sesenta mil fotografías que constituye una de las mejores documentaciones gráficas sobre la historia ferroviaria española, desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. Y está en Gijón, en el Museo del Ferrocarril de Asturias, cuyos responsables tienen previsto presentar hoy las últimas adquisiciones para su fondo documental, una de las grandes referencias nacionales sobre la materia, junto con el del Museo del Ferrocarril de Madrid.

"Es rigurosamente cierto, y, aunque está centrado en el ferrocarril en Asturias, es muy amplio y diverso", explicó ayer el director de las citadas instalaciones gijonesas, Javier Fernández. Son imágenes que se han ido digitalizando y que permiten construir un relato que abarca más de ciento cincuenta años de historia. Y lo hace a través de las personas fotografiadas y de los diversos materiales ferroviarios, incluidas las locomotoras, que hoy vemos como símbolos del avance de la primera revolución industrial. A esas sesenta mil fotografías hay que sumar el archivo documental, cuya responsable es Nuria Vila. Un conjunto sobresaliente, que ha ido creciendo por las donaciones y adquisiciones, y en el que están recogidos algunos de los conjuntos que permiten explicar la industrialización gijonesa y asturiana, de los archivos de Mina La Camocha, el Astillero Riera y Fabril Gijón, a los de Carlos Roa Rico o Carlos Roces Felgueroso. Todas estas importantes colecciones se completan con una biblioteca especializada de más de doce mil volúmenes, con unas trescientas cincuenta publicaciones consideradas como ejemplares únicos.

Javier Fernández, ligado al Museo del Ferrocarril de Asturias desde sus orígenes, explicó que todos esos fondos son del mayor interés para los centenares de investigadores que necesitan información prescisa sobre las más diversos asuntos ferroviarios.