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Hablemos en serie

Sin Kiefer esto pierde mucho

"24: Legacy" sufre por la ausencia de Sutherland con una trama que no sabe sorprender ni intrigar

Corey Hawkins, listo para pegar tiros.

No es que 24 descubriese la pólvora pero cayó en gracia su formato lento y al mismo tiempo espídico. O sea: sus tramas simulaban una acción en tiempo real (con lo forzado por no decir imposible que eso resulta muchas veces) lo que obligaba a dilatar al máximo momentos que en una serie digamos normal se liquidarían a toda prisa o simplemente se obviarían. El recurso ayudaba a los guionistas a la hora de tensar la cuerda alrededor de sus personajes dejando para el final siempre una situación extrema que mantuviera al espectador en vilo hasta la siguiente entrega.

Eran otros tiempos, claro.

Ahora que las series crecen como setas a ritmo vertiginoso (es imposible estar al tanto de todos los estrenos y ponerse al día con todas las nuevas temporadas), una serie como 24 ha perdido el arma de la sorpresa. Pero ha perdido algo más importante: a Kiefer Sutherland. El hijo del gran Donald se sentía como pez en el agua con su personaje y el personaje le estaba muy agradecido. Pero Kiefer se fue a hacer de presidente por accidente en Sucesor designado (serie divertida a más no poder, algún día hablaremos bien de ella) y el carisma se fue con él. Su sustituto no lo tiene. Corey Hawkins no es mal actor y cumple (no como el Finn Jones de Puño de hierro) pero 24: Legacy (Fox) es una serie del montón que si la ves no te pesa pero si no la ves no pasa nada aunque pasen en ella muchas cosas. Y esto que he escrito parece una tontería pero no lo es tanto. O sí, vete tú a saber. Estamos ya tan curtidos en este tipo de productos que los giros de guión nos resbalan y las vueltas de tuerca dramática rebotan contra nuestra chaleco anti-bolas.

Terroristas. Variados. Algunos terriblemente tópicos. Malvados de libro. Otros tienen más aristas, como esa estudiante liada con un profesor para una operación sanguinaria. Lo mejor de la serie: ese triángulo envenenado entre dos hermanos y el padre, ese compañero que descubre la trama y sufre las consecuencias, ese salto de fatalidad de la muchacha obligada a ejecutar casi a la fuerza, y finalmente causante de un desastre brutal. Células durmientes. Muchas carreras. Tiroteos a mansalva en todo tipo de escenarios. Metro incluido. Mucha pantalla partida. Gente muy poderosa con el pin de las barras y estrellas en la solapa de la chaqueta que esconde... ¿qué esconde? Pregúntaselo al pobre Jimmy Smits, no se puede fiar ni de su... (spoiler anulado). Escapatorias in extremis, culpables que tal vez no lo sean, inocentes que quizá lo sean menos de lo que creemos... El lío en estos casos es obligatorio y llenar tantos minutos obliga a ser despiadado con la lógica. Las incongruencias son frecuentes y hay momentos en los que uno sospecha (es una serie muy propicia para esas labores) que hay partes (¿re?)hechas con un software de escritura de guiones y de pronto salta una alarma y meten con calzador una historia culebronesca entre el hermano pandillero del prota y la pareja de éste que... (spoiler anulado). Yo me apeo en el fornido y tedioso capítulo 7. Sigo contigo, Kiefer, a ver qué diablos pasa después de que... (spoiler anulado).

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