Sergio Moreno, el joven informático de la localidad murciana de Blanca que intentó localizar a la 'chica del tranvía' que conoció en el pasado Bando de la Huerta de las fiestas de Murcia, ha recibido en apenas dos días más de 300 llamadas al número que dejó junto a su mensaje. Ninguna de ellas es de la muchacha.

Mensajes de todo tipo: "Me han llamado para animarme, para insultarme e incluso para amenazarme. Me han llamado incluso novios de chicas que se parecen a la descripción que di, amenazándome al pensar que podía ser su novia", explica Sergio.

El joven considera que su acción se ha malinterpretado. "No soy ningún acosador. En ningún momento he seguido a la chica ni la he acosado. Yo puse el mensaje y, si ella quería, bien y, sino, pues nada", aclara el informático.

Asimismo, considera que su historia se ha magnificado. "Algunos dicen que he empapelado Murcia y en realidad he puesto cuatro folios en cuatro paradas del tranvía", aclara. "Mi intención no era irme a vivir con ella ni casarme con ella, sólo conocerla", añade.

El joven insiste en que vio triste a la 'chica del tranvía'. "La vi mal durante el trayecto, estaba callada, con la mirada perdida y pensé que tenía que animarla. Yo también he pasado por malos momentos y para mí el apoyo fue fundamental. En ningún momento había mala intención en mis actos", apostilla.

El blanqueño reconoció en una entrevista que no era la primera vez que intentaba contactar con una chica sin tener ningún vínculo previo. Ahora Sergio puntualiza cómo sucedió esto. "Era una chica de mi pueblo, la conocía de vista, de las fiestas, de cruzármela por los sitios. La busqué por Facebook y no la encontré, así que desistí. Un día, una prima mía subió una foto y estaba con ella. Aproveché para escribirle. Estuvimos chateando un tiempo y no surgió nada. Ahora somos amigos, nos saludamos y hablamos con normalidad".

Respecto al gesto que le hizo para que se bajara del tranvía, Sergio explica que él se apeó en la misma parada que dos de sus amigas. "Es cierto que le hice un gesto para que viniera, pero estaban sus amigas allí. Reconozco que me hubiese gustado que se bajara, conocerla y animarla, pero era consciente de que no me quedaba solo con ella, que estaban también sus amigas", aclara.

Por último, el joven informático expone que el teléfono que puso junto a los mensajes es un número temporal. "Pensé poner los carteles y, si la chica no contestaba, darlo de baja a la semana". En este sentido, Sergio mantiene su intención. "Si el martes ella no ha llamado, tiraré el número y todo esto se habrá acabado", advierte.