Como es su costumbre, los "Rolling Stones" pusieron nervioso al personal durante la espera antes de su aparición en el Estadio Olímpico de Barcelona, donde anoche ofrecieron el único concierto en España de la gira "No Filter". Y fue lo esperado. Con la aparición de Mick Jagger, explosión sonora entre aplausos y griterío. Aumentaron los decibelios con la primera nota de "Sympathy for the Devil", toda una perla siempre celebrada por los seguidores del grupo eterno, que sonó entre luces y efectos de color rojo mientras el personal acompañaba la canción con el "Uuuuuu, uuuuuu" tan característico de ella. Jagger salió vestido con su eterna juventud, moviéndose y con gestos de saludos. "Hola, Barcelona. Contentos de estar aquí", dijo.

Y es que los "Stones" no son para análisis. Ahí siguen décadas y décadas y reenganchando militantes hasta alcanzar a los nietos de sus primeros seguidores. La atmósfera siguió caldeándose con "It's only rock and roll" y con imágenes que presidían el escenario con sus iconos característicos, léase la lengua, que alumbraba las paredes escénicas antes de empezar. En realidad, lo suyo es una vibrante parte de su historia con guiños a su producción reciente. Pero, claro, la bandera son canciones como "You can't always get what you want", que fue coreada al final. Y así dieron los siguientes pasos de su recorrido histórico con una brillante versión en la que, al margen de las carreras de Mick Jagger por la lengua del escenario, se lucieron todos los miembros de la banda, desde el teclado hasta los bajos.

A partir de ahí, precisamente, Jagger presentó a todos los componentes con ovaciones aparatosas para Charlie Watts y muy especialmente para Keith Richards. al que se le coreó con un "oé, oé oé" antes de quedarse él solo en el escenario. Y así siguió la gran fiesta de los "Stones".