"Mira, Bicho: en el país del cuento nunca anochece y la gente va perdiendo su sombra.

-Miau -dice Bicho.

-Y resulta que, al quedarse sin sombra€ ¡se quedan también sin fuerzas!

-Miaaau -contesta Bicho. Y, sin pensárselo dos veces, da un salto y€ ¡se mete de cabeza en el cuento!"

Dos años después de debutar en el género del álbum ilustrado infantil, el escritor Jaume Cabré reincide con "Mariona y Comenoches", una historia que surge después de que fuera testigo de la sorpresa que provocó en su nieta el descubrimiento de su sombra con apenas tres años.

En una entrevista con Efe, rememora que en 2015 dedicó "Pedro y el bosque", traducido hace poco al chino, a su nieto Pere, a quien le gusta mucho que le explique cuentos, mientras que ahora lo hace por su nieta Mariona, una niña de cinco años que "quedó muy contenta y feliz de tener una sombra, que iba con ella a todas partes".

Publicado en castellano por Timunmas y en catalán por Estrella Polar, el libro empieza con la pequeña Mariona leyendo un cuento a su gato Bicho sobre un país en el que nunca se hace de noche y la gente va perdiendo su sombra.

A partir de esta primera escena, la niña se adentrará por un mundo nuevo en el que hay un roble que habla y una urraca que roba sombras y se encontrará frente a frente con la Comenoches.

Cabré, autor de obras como "Jo confesso", comenta que, igual que cuando escribe para adultos, en esta ocasión ha buscado "caminos nuevos, una historia diferente de la primera, no repetirme, sino crear algo nuevo, con su propia vida y su propio mundo, lo que forma parte de mi actitud a la hora de enfrentarme a la literatura".

Para las ilustraciones ha contado con la joven Romina Martí, quien ha dado forma a sus palabras y ha perfilado a los principales personajes del cuento, empezando por la Comenoches.

Martí indica que, a partir de este personaje, ha plasmado una suerte de ser fantástico, "que no da miedo" y que puede llevar a pensar "en aquellas antiguas divas de la ópera, aunque ésta es más etérea y mágica".

Jaume Cabré argumenta que la experiencia de su primer libro en el género "sirve y no sirve, porque a mi siempre me da mucho respeto lo que hago y a quien me dirijo, que quiero que entre en mi narración y se la haga suya".

De momento, la experiencia no va mal porque hace unos días acudió al colegio de su nieta y "allí, en su clase, leímos el cuento y todos los niños estaban con la boca abierta. Al acabar, hicieron preguntas sobre la historia que acababan de escuchar".

El novelista defiende que es, además, un tipo de libro que los niños, con el acompañamiento primero de sus progenitores y, posteriormente, solos, pueden "releer muchas veces e ir descubriendo detalles que la primera vez se les pasan".

Preguntado sobre si tiene previsto continuar en esta línea, el autor de "Les veus del Pamano" sonríe y avanza que tiene otra nieta, Ariadna, de apenas catorce meses, a la que va observando. "Esperaré un poco, para ver qué es lo que más le gusta, pero tendrá su cuento", indica.