Un estudio internacional en el que han participado investigadores del Institut de Biologia Evolutiva (IBE) -del CSIC y la Universitat Pompeu Fabra- ha descrito la base genética de las termitas que explica cómo se convirtieron en insectos organizados socialmente.

Los investigadores han secuenciado por primera vez el genoma de una cucaracha -'Blattella germanica'- y de una especie de termita -'Cryptotermes secundus'- con el objetivo de encontrar las claves de la evolución de la eusocialidad, la forma de vida colectiva de estos insectos.

Los genomas, la actividad genética y el proteoma -serie de proteínas que codifican para un genoma- de tres especies de termitas se compararon con las de la cucaracha y con 15 insectos más.

Con la ayuda de algoritmos, se reconstruyó la configuración genética de los antepasados de las actuales termitas con la finalidad de detectar la aparición de las mutaciones que permitieron la evolución de la eusocialidad.

El estudio, publicado en 'Nature Ecology and Evolution', ha revelado que hay regiones del genoma que codifican quimioreceptores, unas proteínas implicadas en la comunicación mediante estímulos químicos.

Uno de los investigadores Xavier Bellés ha remarcado que la comunicación es esencial en todas las interacciones biológicas, y que en el caso de los insectos "se comunican, sobre todo, químicamente".

Un análisis ha permitido mostrar que una familia de quimioreceptores presente en las termitas y distinta a la de las abejas y hormigas se especializó en el reconocimiento de las feromonas.

"Se trata de un caso clásico de la evolución convergente: tanto en las termitas como las abejas y las hormigas desarrollaron mecanismos moleculares similares hacia un estilo de vida eusocial, estando sometidos a presiones selectivas similares", ha dicho el experto en genómica de la Universidad de Münster (Alemania) Mark Harrison.

Los investigadores encontraron otros indicios de más convergencias, como el caso de unos genes que juegan un papel clave en la síntesis de hidrocarburos en la cutícula de los insectos y que podrían ser importantes en la comunicación.

Uno de los resultados del estudio es que los cambios en el genoma que favorecieron las adaptaciones moleculares de las termitas se produjeron gracias a los transposones, regiones de AND que tienen capacidad de duplicarse y cambiar de posición.