"Era un animal soberbio. Tenso, como si fuera a comenzar una carrera, desafiaba a las personas y a los automóviles. El susto era general. Gente y coches, todo se detuvo.

Los transeúntes miraban desde lejos, y algunos, más inquietos, se fueron por las calles laterales, disimulando, diciéndose a sí mismos, para no reconocer la cobardía, que el cansancio, como dice el médico, provoca alucinaciones...".

Ya se tratara de versos, novela, ensayo o relatos, la sensibilidad de José Saramago hacía que todo lo que su pluma tocara se convirtiera en poesía. De ahí que, sin dejar de lado los temas filosóficos que ocuparon la mayor parte de su pensamiento, sus cuentos se encuentren entre los más bellos de la historia de la literatura. Si a esa belleza de la escritura lúcida del luso sumamos las xilografías del brasileño José Francisco Borges ya se puede imaginar el resultado. "El lagarto" es un cuento escrito por el portugués de Azinhaga que, originalmente, se incluyó en "Las maletas del viajero" ("El equipaje del viajero", según algunas ediciones), un compendio de crónicas escritas para el diario "A Capital" y el semanario "Jornal do Fundão" entre 1971 y 1972, y que ahora recupera Beascoa en una cuidada edición. La historia narra la aparición de un lagarto en Chiado, barrio tradicional de Lisboa, que aterroriza a los ciudadanos y que provocará la movilización de todas las fuerzas del sistema, incluido el ejército. Las ilustraciones, acompañadas por fragmentos del texto, protagonizaron la exposición con motivo del décimo aniversario de la Fundación José Saramago el pasado año. Ahora se reúnen en un precioso libro, muestra perfecta de que nuestros niños también pueden aprender a leer guiados por el Arte con mayúscula y por la escritura inmortal de un Premio Nobel de mirada irrepetible.