Investigadores del CSIC han descrito la dieta que llevan las potas en sus primeras fases de vida, cuando son paralarvas, llamadas así porque no se da una verdadera metamorfósis como en otras larvas y cuya biología supone todavía "un misterio", a pesar de que este tipo de calamares oceánicos tienen una gran importancia en la economía mundial y sí que se está muy estudiada la biología de los adultos.

Estas paralarvas se alimentan de restos orgánicos y partículas fecales de zooplancton --son detritívoras--, pero al crecer pasan a ser "voraces depredadores de crustáceos y peces oceánicos" según el trabajo, publicado en 'Scientific Reports'.

Científicos del Institut de Ciències del Mar (ICM) de Barcelona y del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN) han realizado el estudio, con participación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) de México, y han desarrollado una nueva técnica que podría aplicarse en estudios para otros animales.

Los análisis revelaron que el tracto digestivo contenía materia de origen continental -como insectos, plantas vasculares y algas de agua dulce- y organismos marinos, pero también hongos asociados a la degradación de material orgánico y microorganismos asociados a partículas fecales, lo que es un indicio de que tienen esta dieta detritívora.

Se trata de una alimentación muy abundante para la que no requieren cazar: "Es posible que esta primera alimentación represente una ventaja adaptativa frente a otros cefalópodos", lo que explicaría su éxito ecológico, ha explicado el científico del ICM-CSIC Fernando A. Fernández-Álvarez.

Para el trabajo utilizaron ejemplares procedentes de campañas oceanográficas realizadas en el Pacífico y el Atlántico, y recurrieron a una técnica de secuenciación masiva del AND que produce numerosas copias de fragmentos pequeños de marcadores moleculares y que permiten identificar las diferentes especies animales en una misma muestra, llamada 'DNA metabarcoding'.

Para superar problemas que implica esta técnica cuando se estudia la dieta de un animal, combinaron esta técnica por primera vez con la microdisección láser, que les permitió aislar el contenido estomacal de paralarvas muy pequeñas, de solo 1 y 2 milímetros de longitud.

Las 22 especies de potas suponen la mitad de las capturas de cefalópodos que se realizan en el mundo -del total de 850 especies-, y se pescan cada año entre 1,6 y 2,4 millones de toneladas.