Oviedo, Pilar RUBIERA

"Con más música el mundo cambiaría y sería mucho mejor, la música hace milagros y borra las fronteras". Marina Gurdzhiya, ayuda de concertino de la Orquesta Oviedo Filarmonía, la mujer de mayor rango en esta plantilla orquestal, cree que la educación es fundamental en la promoción de la música clásica. "Debería fomentarse más, tanto en el horario de clases como con conciertos didácticos".

Nacida en Moscú hace 42 años, Gurdzhiya lleva dieciséis en Asturias, adonde llegó para incorporarse a Oviedo Filarmonía. "Me siento una asturiana más", dice. Su familia, de formación musical, decidió su destino profesional. "En la antigua URSS sólo los músicos y los deportistas podían salir del país". Su infancia fue estudio. "Me considero parte de la música, está dentro de mí".

Oviedo Filarmonía es la orquesta pública española que cuenta con mayor proporción de mujeres en su plantilla: veinticuatro de un total de cincuenta y cinco integrantes, tres de ellas con contratos temporales; en el equipo técnico-administrativo, cuatro de los cinco empleados son mujeres. Y su responsable desde 2001 y directora de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, María Riera, es una de ellas.

"Al principio fue difícil, no tenía experiencia en gestión de orquestas. Tardé un año en ponerme al día. A partir de ese momento, he trabajado muy a gusto. Ha sido y sigue siendo una experiencia gratificante en la que todos los días aprendo, y espero que yo también aporte", explica.

La orquesta se creó en el año 1999 con el nombre de Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo (OSCO), íntegramente subvencionada por el Ayuntamiento, con el objetivo de dar soporte a las actividades musicales municipales: zarzuela, ópera, ciclos, galas y otros conciertos. Con un presupuesto reducido -2,7 millones de euros-, conviven en ella nueve nacionalidades y la media de edad no llega a los 40 años. Ha tenido cuatro directores: José Gómez, Gregorio Gutiérrez, Friedrich Haider -a quien se debe el cambio de nombre de la formación- y Marzio Conti, pero en sus casi veinte años de historia han tomado la batuta como directoras cinco invitadas: la recientemente fallecida Elena Herrera (varias veces), Julia Jones, Keri-Lynn Wilson, Virginia Martínez y Nathalie Stutzmann. El nombramiento de un nuevo maestro titular se hará en los próximos meses.

Con igualdad salarial -"éste es un sistema jerarquizado por categorías profesionales", señala María Riera-, en la orquesta nunca ha habido problemas de género. "El convenio ya recoge protocolos de actuación contra el acoso sexual y laboral, aspectos que se profundizarán en el que negociamos en la actualidad", indica.

Estos días, la formación trabajó en los ensayos de la zarzuela "La verbena d e la Paloma, pensión completa", en versión libre del dramaturgo y director de escena asturiano Maxi Rodríguez, con dirección musical de José Moreno, que se representó el viernes y ayer, sábado, en el teatro Campoamor. Y el próximo día 17, inaugurará la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO) poniendo música en directo a la película "Vértigo", de Alfred Hitchcock. Una oportunidad para llegar al público más joven, que se resiste a la programación clásica. "Éste es el gran problema y el gran debate", dice Riera. Y añade: "Estoy convencida de que profundizar e invertir no sólo en la música, sino en la educación y la cultura, corregiría muchos de los problemas sociales que nos preocupan".

La historia de Oviedo Filarmonía y su singularidad es el tema de doctorado de Sara Chordá Sanz, catalana de Barcelona, coprincipal de violonchelos, de 28 años. Formada en su ciudad natal y en Alemania, esta joven de "neurona inquieta", como ella misma se define, se siente cómoda en una formación que "permite mucha flexibilidad" y en una ciudad "en la que vas andando al trabajo" y que tiene una actividad musical "excepcional".

"Me ha parecido interesante juntar en un único documento la singularidad de esta orquesta", dice. Chordá nunca se ha sentido condicionada o marginada por su condición femenina, aunque sabe que no es igual en todos los ámbitos musicales. "Ser directora o compositora es muy difícil, aun así la situación en España ha sido mejor que en Viena, donde la Filarmónica prohibió a las mujeres ser miembros de pleno derecho hasta 1997".

Chordá apoya la convocatoria del Día de la Mujer, celebrado el pasado día 8. "Somos la mitad de la humanidad, está bien que nos hagamos escuchar", subraya.

Las mujeres son alrededor del 30% de las plantillas de las 27 orquestas sinfónicas públicas españolas. El porcentaje se reduce drásticamente en posiciones de alta responsabilidad, como director y concertino.

"Queda mucho camino por recorrer", apunta Cristina Ponomar Fueyo, violonchelista. Por eso apoya, sin reservas, huelgas como la del jueves. "Había muchas razones para hacerla". Nacida en Moscú en 1981, descendiente de "niños de la guerra" asturianos, Cristina vino con sus padres a Asturias con casi 2 años. Suele llevar a amigos a conciertos, zarzuelas y óperas. Van por primera vez, pero sólo suelen volver a la ópera. "Les encanta", dice. Apoya los programas municipales de acercar la música a los centros sociales o integrar a la orquesta en las proyecciones cinematográficas.

Se incorporó a Oviedo Filarmonía nada más acabar los estudios y está "muy contenta" en la formación. "Ha habido un proceso en el que cada vez le coges más cariño al trabajo y a la colaboración con el grupo, al deseo de crecer musicalmente; por eso es tan importante trabajar con buenos directores", indica.

Su compañera Mercedes Schmidt Inglés, de 29 años, flauta, natural de Pozo Estrecho (Cartagena), es más crítica con la politización del paro. "Me gusta la idea de la huelga para visibilizar qué es lo que pasaría si las mujeres dejaran de hacer su trabajo por un día, pero los políticos lo enredan todo".

Schmidt, que se formó y trabajó en ciudades como Barcelona, Santiago de Compostela, Viena y Madeira, apenas se ha encontrado rechazo por el hecho de ser mujer. "He tenido profesores geniales, sólo tuve uno que no daba el mismo trato a los alumnos que a las alumnas. Y, a veces, tengo la sensación de que por el hecho de ser mujer y joven tu opinión no cuenta, parece que sabes menos".