Son seis metros de fotografía en la que la basura (juguetes, ordenadores, cintas de vídeo, teléfonos móviles, cuerdas...) atrapa al ser humano. La obra del madrileño Daniel Canogar, que reflexiona sobre el consumo de masas y la pérdida de memoria, impresiona nada más pisar el Museo Barjola. Es la más grande de las treinta y tres imágenes seleccionadas de la colección "Circa XX" -con 1.215 obras- de Pilar Citoler, que en 2013 donó al Gobierno de Aragón. Naturaleza y arquitectura son el hilo conductor de una exposición inaugurada ayer por la propia Citoler (Zaragoza, 1937) y que estará colgada en Gijón hasta el 24 de junio.

"Tengo muchos amigos en Asturias y siempre me he sentido muy unida a esta tierra, a la que admiro. Para mí es una satisfacción enorme ver mi colección en esta ciudad para disfrute de sus paisanos", expresó la coleccionista maña, que cedió al Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneo (IAACC) Pablo Serrano de Zaragoza un total de 1.215 obras entre pintura, dibujo, obra gráfica, bibliofilia, escultura, fotografía y vídeo. Por eso, para la comisaria de la exposición en el Museo Barjola, Lydia Santamarina, muy extremadamente difícil hacer esta selección. "Me sentí como una niña en una tienda de caramelos... Al final opté por la fotografía porque son todas piezas magníficas y por la propia trayectoria del museo", detalló.

En la colección, dividida en dos plantas, figuran artistas nacionales e internacionales, nacidos entre los años 40 y 70 del pasado siglo. Algunos nombres: Chema Alvargonzález, José Ramón Armondaráin, Bae Bien- U, José Manuel Ballester, Per Barca, Edward Burtynski, James Casebere, Magdalena Correa, Roland Fischer... Y entre las fotografías más espectaculares: una cruz formada por andamios de obra, la torre de luz de un campo de fútbol iluminando la selva de Irati, una foto antigua de una biblioteca a la que se le incorpora el mar, una interpretación de la Alhambra....

Entre tanto "maestro", Pilar Citoler es incapaz de quedarse con sólo una obra. "Esto es como cuando le preguntas a una madre que a qué hijo quiere más. Me siento muy ligada a todas; cada una me trae unos recuerdos concretos", confesó. Citoler busca a la hora de comprar un cuadro "la originalidad, que me impacte y que tenga buena técnica". "No voy buscando una temática concreta, me tiene que gustar", agrega. La aragonesa, ahora afincada en Madrid, continúa con su afición de recopilar arte. De hecho, la que llama su "segunda colección" está compuesta ya por más de 300 piezas.

La exposición en el Barjola fue posible gracias a una colaboración con el gobierno aragonés. No es de todas formas la primera vez que las obras de Pilar Citoler salen de Zaragoza, donde sirven como base para hacer exposiciones debido a la gran variedad de artistas y estilos de sus cuadros.