La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SARA MINGARDO | Cantante italiana, actúa hoy en Oviedo con "Forma Antiqva"

"No hay dinero que pague la libertad con la que elijo a mis años qué cantar y qué no"

"He escogido las piezas del siglo XVII que me gustan, las composiciones que amo y lo que se ajusta a mi voz"

Sara Mingardo. IRMA COLLÍN

Oviedo, Andrea G. TORRES

El concierto de esta tarde en el Auditorio de Oviedo, dentro del ciclo Primavera Barroca, está protagonizado por la contralto italiana Sara Mingardo, que actuará a las 8 de la tarde junto a la agrupación asturiana "Forma Antiqva". A sus 57 años, Mingardo es una de las cantantes más reconocidas en el repertorio de la música antigua, especialmente en lo referente a la música italiana. Fue una de las pioneras en unirse al movimiento de recuperación de este repertorio cuando empezó hace ya varias décadas. Cuenta con una amplia discografía que la respalda y ha colaborado con directores de la importancia de Claudio Abbado.

- ¿Es ésta la primera colaboración con "Forma Antiqva"?

-Sí, ellos me hicieron llegar la invitación para que participásemos en un proyecto conjunto y al final accedí. Me siento muy a gusto porque he podido elegir las obras que constituyen el programa, con las que me siento cómoda y las que me gustan a nivel personal. Hemos tenido ya la oportunidad de ensayar, y he de decir que ha ido muy bien. Estos chicos han estado muy pendientes de facilitarme el trabajo, y son gente con la que se puede hablar y probar nuevas ideas sobre la música que estamos trabajando.

- ¿Podría dar más detalles sobre las obras que conforman este concierto?

-Siempre buscando que el programa tenga coherencia en su totalidad, he elegido un poco las piezas del siglo XVII que más me gustan, los compositores que amo y lo que se ajusta a mi voz hoy en día. La madurez vital me ha hecho llegar a un punto donde puedo elegir lo que quiero, y no hay dinero que pague la libertad con la que elijo qué cantar y qué no. El estilo de estas obras viene marcado por ese recitar cantando del que siempre hablamos al referirnos a la música vocal del primer Barroco, donde nos encontramos con melodías bellísimas que destacan precisamente por su simplicidad, pero en el que tampoco se puede perder la enorme importancia que reside en el texto. La palabra y la música aquí están perfectamente hermanadas.

- ¿Y respecto a las emociones implícitas aquí?

-Creo que es otro de los muchos atractivos que tiene. No sólo las metáforas literarias, sino las propias historias que se narran a través de la música, muchas de ellas provenientes de la mitología, tienen un componente emocional muy fuerte sobre lo que experimentan los personajes, incluso me atrevería a decir que esas emociones están presentes aún en la sociedad actual.

- ¿Donde reside la verdadera dificultad para el cantante en esta música?

-Lo más complicado es que el cantante en este repertorio tiene las manos atadas. En otros periodos de la historia de la música la interpretación personal de cada cantante tiene mayor presencia; una tiene muchas alternativas a la hora de cantar, pero no con esta música del siglo XVII. Los cantantes aquí somos más frágiles, nuestra voz está totalmente expuesta para bien o para mal. En mi caso particular, al ser contralto, no hay fuego de artificio con los que tratar de impresionar, tenemos que buscar a las emociones y tratar de conmover al público de otra forma.

- Después de tener éxito cantando Rossini o Verdi, ¿por qué decidió orientar su carrera hacia la música antigua?

-Recuerdo que en mis años de estudio en Italia no se conocía casi nada del repertorio antiguo. No estudiábamos Monteverdi o Bach, conocíamos las composiciones de Vivaldi porque él en Venecia ha sido siempre una institución. Recuerdo lo mucho que canté Rossini, pero por aquel entonces comenzaba a surgir el interés por la recuperación de música antigua, y yo comencé a descubrir un nuevo mundo de música de la que quedaba mucho por decir y hacer. El momento álgido de todo ello fue cuando escuché por primera vez las "Vísperas de la beata Virgen", de Claudio Monteverdi. Decidí entonces que no quería seguir cantando ópera del siglo XIX y comencé a especializarme en esta música antigua, pero no he querido dejar de cantar obras sinfónicas. Tengo, como dije antes, la suerte y los años necesarios para poder elegir lo que quiero cantar.

Compartir el artículo

stats