La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Espuma De Las Horas

Klopp y la temporalidad de los reds de Anfield

El filósofo británico Simon Critchley, fan del Liverpool, analiza el fenómeno del fútbol en un iluminador ensayo

Seguidores del Liverpool.

Los fans de la generación del filósofo británico Simon Critchley (Herfordshire, 1960) tuvieron la suerte, como él mismo cuenta, de ver al Liverpool con toda su pompa, durante los años setenta y ochenta, cuando, como dijo Bill Shankly, hubiera hecho falta un equipo procedente de Marte para derrotarlo. El ejemplo son las nueve temporadas de Bob Paisley, que se tradujeron en seis ligas inglesas, tres Copas de la Liga, una Copa de la UEFA y la orejona, nada menos que en tres ocasiones. Además de media docena de trofeos de la Charity Shield y una Supercopa de Europa. El Liverpool es un club de leyenda, marcado por dos grandes tragedias, Heysel y Hillsborough, y sobrada gloria.

Su famoso cantico "You'll Never Walk Alone" dio origen en Inglaterra a uno de los chistes que circularon con mayor éxito sobre la idiosincrasia de los equipos británicos. A alguien se le ocurrió comentar que mientras que el himno del club de Anfield tenía en su letra "nunca caminarás solo", el del Wimbledon era "nunca volverás a caminar", debido a la dureza con que en la segunda mitad de la década de los ochenta se empleaban los dons del brutal Vinnie Jones en los terrenos de juego.

Critchley ha escrito un libro, "En qué pensamos cuando pensamos en fútbol", publicado por la editorial Sexto Piso, sobre el sentimiento de pertenencia en el deporte rey. Elige un fenómeno planetario para demostrar que pocas cosas le resultan ajenas en su intento entusiasta de canalizar el pensamiento a través de un juego que despierta pasiones. En el libro de Critchley está el Liverpool, el club de su vida, pero también otros diferentes estados de ánimo que rodean al fútbol. Se pregunta, por ejemplo, qué se siente al ser un balón. Habla del sentido socialista que preside este deporte en el que el conjunto está por encima de las individualidades, convoca a la memoria, alude al éxtasis sensorial, a la historicidad y las supercherías que rodean a los entrenadores y a los futbolistas, a Zizou y a Klopp. Es como si hubiera presentido la final que se avecina en Kiev. De Zinedine Zidane, destaca la importancia del silencio y la inmovilidad en el arte del retrato. El hermetismo y la severidad del rostro. El modelo, escribe Critchley, está en Diego Velázquez. Zizou sería una recreación de su famoso retrato del papa Inocencio X, que cuelga en las paredes del Palazzo Doria Pamphili, de Roma, que tanto obsesionó a Francis Bacon.

Pero la traca viene con el entrenador alemán de los reds, Jürgen Klopp, el último capaz de alterar el ciclo de hibernación en que estaba sumido el Liverpool, e inventor del "fútbol heavy metal" que practica el equipo británico, el mismo que viste y calza que antes hizo el Borussia Dortmun, adaptado a las circustancias locales. Fútbol a todo gas, presión avanzada nada más perder el balón, verticalidad de vértigo, tres puñales en el ataque y más de una desconexión de la mitad hacia atrás. El tiempo de Klopp, cuenta Critchley, se resume en los instantes. En el momento de euforia cuando el tiempo se frena y abandonamos el reloj para entrar en una experiencia temporal distinta. El autor de "En qué pensamos cuando pensamos en fútbol" cruza esta teoría del instante predicado por Klopp con la "intratemporalidad" que expuso Martin Heidegger en "Ser y tiempo". En fin, veamos qué opina el Madrid.

Compartir el artículo

stats