José Ramón Sandoval no lo tiene fácil para hacerse entender en el vestuario del Granada. El técnico se dirige a futbolistas de once nacionalidades diferentes y los jugadores españoles le alcanzaría justo para hacer una alineación. Después de la representación española, la colonia más numerosa es la francesa, que tiene cuatro representantes. Con dos están Brasil y Nigeria y hay un futbolista de Croacia, Macedonia, Italia, Gabón, Portugal, Eslovenia y Uruguay.

El problema se multiplica si se echa un vistazo al filial del conjunto andaluz, en el que las nacionalidades se multiplican y la colonia española se reduce. La familia Pozzo aprovecha el Granada para madurar jóvenes talentos futbolísticos en los que van invirtiendo, con el fin de sacarles rendimiento posteriormente en el Udinese, club franquicia de la familia, o con vistas a un traspaso.

Esta semana, sin ir más, lejos Sandoval pierde cinco futbolistas por los compromisos con sus selecciones. El delantero marroquí Youssef El Arabi (tiene pasaporte francés), el medio esloveno Rene Krhin, el delantero congoleño Thievy Binfouma, el central brasileño Matheus Doria y el portero macedonio Stole Dimitrievski. El central gabonés Irondu Musavu-King no se ha concentrado finalmente con la selección de Gabón, por lo que sigue con normalidad con el equipo granadino.

El Sporting es el caso contrario. Hasta la llegada este verano de los cedidos Halilovic y Sanabria, el único futbolista extranjero en la plantilla era el central colombiano Bernardo. El realidad, tiene doble nacionalidad ya que su familia se trasladó a vivir a las Costa del Sol cuando él era un niño, por lo que prácticamente se crió en España. Bernardo podría ser seleccionable por Del Bosque. Aunque el central siempre ha manifestado su deseo de ser llamado a la selección colombiana, a la que ya fue convocado en dos ocasiones.

La vinculación del Granada con el Udinese es un arma de doble filo, ya que cada verano el conjunto Nazarí cambia de forma brusca su plantilla.