"Si no hay para todos, los abonados deben tener preferencia". Alba Suárez conserva las ideas claras a pesar de haber dormido al raso. Ella es abonada y peñista de Central Park, en el barrio del Nuevo Gijón. Alba Suárez, Verónica Montes, Adrián García, Jairo García y Luisma Martínez montaron su campamento al pie de la taquilla y pasaron una noche divertida. Estuvieron solos, los cinco, que consiguieron las veinte entradas que necesitaba Central Park para viajar al Vicente Calderón. A las seis de la mañana comenzó a formarse la cola y poco después apareció la lluvia.

De las 1.241 entradas puestas a la venta por el Sporting, tan sólo quedan disponible 235 de 40 euros que se despacharán hoy, de nuevo de forma restringida para abonados (dos por carnet, un máximo de dos carnets por persona). Tan sólo si sobran entradas al cierre de las taquillas de hoy, se pondrán a la venta para el público en general. La decisión de primar a los abonados y no distribuir las entradas directamente entre las pequeñas, provocó malestar en cierto sectores. Ayer, la corriente de opinión en el exterior del estadio era muy favorable al consejo. "Me parece mejor así, tiene que haber prioridad para los abonados", espeta Adrián García. A la hora de la apertura de las taquillas, la cola alcanza ya la mitad del fondo sur. En lugar de menguar aumenta.

La cola avanza lenta porque el Atlético de Madrid ha impuesto la condición de que el Sporting identifique a todas las personas que van a disponer de una entrada para el encuentro. "Me parece un rollo", espera Roberto Castro, un veterano abonado y miembro de la peña los Afayaízos de La Calzada quien no está del todo conforme con la postura del club: "Todo el mundo tiene derecho. Hay peñas con el viaje organizado y ahora tenemos que hacer cola todos".

La postura de Susana Valdés, abonada que no milita en ninguna peña, está cantada. "Era lo que tenían que hacer desde el primer momento, porque para eso pagamos el carnet del Sporting", sentencia. Esta joven hará el viaje en un grupo de seis aficionados, pero cuatro de ellos ya han adquirido las entradas a través de la venta por internet, una opción a la que han acudido multitud de sportinguistas. Por lo que se calcula que la representación asturiana en el Calderón estará entre los 1.500 y los dos mil aficionados.

Susana Valdés lamenta que, en otras ocasiones, "me vi sin entrada y tuve que terminar viajando con alguna peña para poder entrar al campo". La cola sigue avanzando lenta, mientras el orbayo cala los huesos. El Molinón protege a sus inquilinos más fieles, pero en esto, como en casi todo en la vida, tampoco llueve a gusto de todos.