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Los pecados y la virtud de la fe

El Sporting mantiene la esperanza en lograr una remontada similar al final de Liga que protagonizaron los guajes en el ascenso - La fragilidad defensiva, las dificultades en la creación y el peso de El Molinón explican la mala clasificación de los rojiblancos este curso

Abelardo, con los petos, en el entrenamiento de ayer. J. J.

El Sporting avanza lento hacia la permanencia. Aumenta la sensación de que se están perdiendo buenas ocasiones de escapar del descenso. En el Ciudad de Valencia, en Las Palmas, incluso contra el Celta en El Molinón. Las cuentas que maneja el club apuntan a que serán necesarias tres victorias, pero la realidad es que al Sporting le cuesta un triunfo ganar. Las dificultades de competir en Primera División son evidentes, pero el Sporting también ha cometido algunos pecados que conviene corregir. El mejor ejemplo se encuentra en el espejo del vestuario. Cuando más presión había, el Sporting ganó siete partidos y empató dos en las nueve últimas jornadas del curso anterior.

Aplicar la lógica. Al contrario de lo que sucedió en la campaña anterior, en la que Abelardo tenía una alineación de cabecera y los matices eran mínimos, este curso no hay un bloque que tenga continuidad. Las últimas alineaciones de Abelardo, rescatando a futbolistas que llevaban semanas sin competir, han suscitado algunas críticas. El Sporting futbolistas con calidad como para mostrar más ambición. La mejor prueba es el segundo tiempo de Las Palmas.

La seguridad defensiva. Fue la gran virtud del equipo en el ascenso. Evidentemente, en Primera Cuéllar no tiene opciones de ganar el Zamora en un equipo que pelea por la permanencia. Ya se sabía que se encajarían más goles, pero no que el equipo daría tantas facilidades defensivas. Los últimos goles de Bigas y Nolito son dos buenos ejemplos. En este sentido, hay que asumir que la faceta defensiva se resintió mucho con la lesión de Bernardo en el último partido de la primera vuelta.

El centro del campo. Ha sido un problema durante toda la temporada. En Primera División hace falta un centro del campo creativo. En muchos partidos, al Sporting le ha faltado fútbol. Sus centrocampistas, obligados a ocupar una zona demasiado amplia del campo, se veían superados por los rivales. Abelardo buscó compensarlo con un trivote, pero tampoco dio continuidad a esta solución.

El Molinón pesa mucho. Por más que el club y afición se llenen la boca con la presión que ejerce El Molinón sobre los rivales, la realidad es que los partidos de casa son la gran asignatura pendiente del equipo. Si el Sporting está en zona de descenso es porque es el peor equipo local de la categoría. Sus números lejos de El Molinón son aceptables. Al Sporting le quedan tres partidos en casa que podrían darle la permanencia.

El caso Halilovic. Resulta incompresible prescindir del mejor jugador del equipo cuando te juegas la vida. Es evidente que el croata tiene muchos defectos a sus 19 años, pero pesan más sus virtudes que lo hacen determinante y convierten en mejores a sus compañeros. Y eso, lejos de la posición en la que ha sido más determinante.

La toalla no se tira. Dicho todo esto, nadie tira la toalla. El Sporting de Abelardo y sus guajes se ha ganado un crédito y ha dado múltiples pruebas de que se puede confiar en él. No hay fisuras en el apoyo de la afición y del club al equipo. Incluso existe cierto convencimiento de que se puede alcanzar el objetivo. El primer paso será pasado mañana, cuando visite El Molinón un Sevilla que aún no conoce la victoria a domicilio y que tampoco parece que le vaya la vida en lograrla. El abelardismo sigue siendo la fe verdadera.

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