La resolución del Comité de Competición y su argumentación del castigo impuesto al Sporting son terriblemente severas con el club rojiblanco. El organismo sancionador, que coincide de plano con el pliego de cargos elaborado por la instructora del expediente, considera "inequívocamente probado" que los gritos racistas que denuncia Clos Gómez en su acta se produjeron, que "las medidas preventivas adoptadas por el Sporting fueron insuficientes" y que hubo "pasividad en la represión" de los gritos y "falta de prestancia para identificar" a los autores. Un texto duro con las aspiraciones del Sporting que dio una respuesta inmediata y contundente a esta resolución. El enfrentamiento entre el club y la federación parece inevitable, más aún si, como anunció en su nota oficial, el Sporting busca amparo en la justicia contencioso administrativa.

La polémica se desató en el minuto 22 del primer partido de Liga en el que el Athletic de Bilbao visitó El Molinón. Tras disponer de una ocasión, Iñaki Williams, futbolista de raza negra del conjunto bilbaíno, cometió una falta y terminó encarándose con un futbolista del Sporting. Algunos aficionados del fondo sur, habrían realizado la onomatopeya del mono para insultar al delantero del Athletic. Clos Gómez se apercibió de ello, detuvo el encuentro y se dirigió al delegado de campo para que la megafonía del estadio lanzara un mensaje contra el racismo que fue pitado por todo el campo, según recoge el informe del Comité de Competición. El árbitro aragonés, posteriormente, trasladó el incidente al acta arbitral.

Dos días después, el 23 de agosto, la Liga presentó una denuncia ante el Comité de Competición, que decidió abrir un expediente extraordinario y nombró instructora a María Eugenia Parra Jiménez, quien el 11 de octubre dicto el pliego de cargo y propuso el cierre parcial de El Molinón. Esto fue notificado al Sporting, que 26 de octubre presentó sus alegaciones. Finalmente, el pasado 8 de noviembre, el Comité de Competición dictó su resolución, coincidente con la de la instructora del expediente.

El organismo sancionador considera probado que los gritos racistas existieron, con lo que ya desmonta buena parte de la línea argumental del Sporting. Según Competición, el hecho de que no los oyeran los informadores de la Liga, el coordinador de seguridad, el propio Iñaki Williams ni la mayor parte de los aficionados presentes, y que no se aprecien en las imágenes de televisión, no demuestra que no existieran. Competición da por buena la versión de Clos Gómez y su acta arbitral porque "debe prevalecer la presunción de veracidad". Y va más allá, al poner en cuestión que el Sporting adoptase las medidas suficientes para evitarlos. Por último, insinúa también que el club incurrió en "una falta de presteza para identificar" a los autores de los gritos racistas, tanto en el momento en que se produjeron como posteriormente.

El Sporting dispone ahora de diez días para presentar recurso ante Apelación. Si fuese negativo, recurriría a TAD, al que paralelamente pediría la suspensión cautelar de la sanción. Proceso que se repetiría en la vía contencioso administrativa si se mantuviese el cierre parcial del campo.