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Subidón

El partido ante el Getafe es de los trascendentes

Subidón

Sumar, sumar y sumar. No queda otra que seguir la racha para permanecer lo más cerca posible de los primeros puestos de la tabla, algo que parecía complicado tras el varapalo ante el Almería, más por imagen que incluso por el resultado. Pero es uno de los encantos del fútbol, que da revancha cada siete días y lo que hace tres semanas se tornaba misión imposible ahora se antoja algo más accesible, que no sencillo, tras el subidón en la tabla de las últimas semanas.

El mercado de invierno, tradicionalmente estéril para el Real Oviedo, parece bastante fructífero a la vista de las aportaciones de Saúl Berjón y David Costas, que han elevado el nivel en sus respectivas demarcaciones. Y da la impresión de que hay margen de mejora tras las buenas sensaciones que dejó la primera titularidad de Borja Domínguez. Ya decíamos en diciembre pasado que el refuerzo de la plantilla era imprescindible para mejorar las prestaciones de una grupo que tenia lagunas y los acontecimientos han venido a dar la razón. Si además se añade el buen rendimiento de jugadores inéditos hasta ahora, como Diegui y Vila -lástima de lesión-, sobran los motivos para haber experimentado una mejoría que debe prolongarse más allá de los resultados puntuales. En una competición tan larga como la Segunda al final de la temporada no hay casualidades, suelen estar arriba los equipos más sólidos, fiables y competitivos y en ésas debe estar ahora el bueno de Fernando Hierro y su equipo técnico, en dotar al equipo de los automatismos y la consistencia necesarias para afrontar la hora de la verdad de la temporada, cuando se aclara la clasificación y pocos son los equipos que no se juegan nada, ya sea por arriba o por evitar el pozo -al oviedismo se lo van a decir- de la Segunda B.

Ante el Getafe se presenta un partido de esos que presta ver. Un rival de nivel y un partido de esos en los que están en juego seis puntos, los tres que se ganan y los tres que se restan a un rival directo. El equipo de Bordalás ya está adaptado a la categoría de plata tras un inicio titubeante y en el que incluso tuvo que recurrir a un entrenador experimentado que, justo es reconocerlo, puso al Alavés en la rampa de lanzamiento de su realidad actual. Es cierto que los azulones han tenido un bache tras una remontada espectacular, pero visto el desempeño de los equipos mas habituados a transitar por la zona alta de la clasificación casi parece hasta la cuota de peaje obligado, excepción hecha del Levante de Muñiz que hasta se puede permitir el lujo de regular y levantar el pie, dada la cómoda ventaja acumulada en lo que va de temporada. Que el Tartiere siga siendo un terreno complicado para los equipos visitantes será tan determinante como la implicación del equipo y el aliento de la grada, que no mete goles pero da oxígeno y respiro en los momentos difíciles. La maratón continúa y el muro se acerca. Ojalá que las lecciones de los últimos tiempos no caigan en saco roto de todos, plantilla, cuadro técnico, institución y afición.

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