"Surgió la oportunidad del Sporting y lo tuve claro. En ningún sitio podía estar mejor aquí. Me siento un privilegiado". Casado y padre de dos niños, el nacimiento de la pequeña hizo que Antonio Gómez se planteara dejar Qatar y volver a España. Lo hace reforzado por una última esperienza en el país asiático en el que "he tenido la oportunidad de trabajar junto a profesionales como Uli Stielike, Dan Petrescu o Daniel Carreño. He visto y analizado, desde la preparación física, hasta aspectos del juego. Siempre con la opción de utilizar todos las herramientas posibles, porque allí todo está disponible". No olvida sus inicios, como preparador físico del Ceuta, en Segunda B, donde "empezaba a ayudar analizando rivales". Fue antes de entrenar al Toledo, de División de Honor, algo que recuerda con orgullo. "Para gente como yo, que no he sido futbolista ni nada de eso, no es fácil hacerse un hueco en esta profesión. Tengo muchos compañeros que se han quedado en el camino. He cumplido un sueño", asegura con una modestia impropia del cargo que ostenta. De costumbres sencillas, incluso para librarse de los altos precios de los programas informáticos que utiliza, le gusta mantener contacto con todos los técnicos para los que ha trabajado. En su despacho, una gran pizarra con nombres de futbolistas le espera. En breve, el club añadirá también otro nombre a su equipo, ya que está previsto reforzar su parcela con la entrada de un nuevo ojeador.