Michael Santos evitó el descalabro. El uruguayo saltó al Carlos Belmonte iniciada la segunda parte para dar mordiente a un Sporting por la que apostó para plantarle cara al juego directo del Albacete y reencontrarse con la victoria. Los rojiblancos cayeron en el primer asalto, dando muy mala imagen hasta el descanso, al que llegaron por debajo en el marcador por un gol de Zozulya. La aparición del uruguayo, con dos tantos en diez minutos, hizo creer en un triunfo que no se alcanzó por los continuos desbarajustes de la zaga en el día en el que Herrera cambió el sistema para formar una defensa de cinco.

Al Sporting no le vienen bien los cambios en medio de las dudas. Los rojiblancos tardaron en engancharse a un partido al que acudían con la urgencia de sumar una victoria que se le viene resistiendo en las últimas cuatro jornadas, incluido el paso por el Belmonte. El cambio en el esquema para adoptar una defensa de cinco no le hizo sentirse más seguro. Todo lo contrario. Los gijoneses despacharon uno de sus partidos más pobres en la zaga.

El eléctrico Michael Santos rescató el genio de un equipo que empezaba a cansarse de perder los duelos con Zozulya y de sus propias imprecisiones en pases de apenas cinco metros. El uruguayo brilló ayudado por Rubén García, otro de los hombres que saltaron del banquillo para dar vida al equipo, y de Rachid, que demostró que si se le da continuidad puede creerse ser el centrocampista que dé al Sporting el fútbol del que anda escaso.

Los rojiblancos respondieron a su pésima primera mitad rompiendo con algunos de las "coletillas" negativas que le perseguían. Creció con los hombres de refresco y remontó por primera vez en la temporada un resultado adverso. Todo lo positivo se le escapó en la faceta que solía sostenerle en los peores momentos antes de meterse en la espiral de resultados negativos que viene persiguiéndole en las últimas semanas. El tanto del empate local volvió a llegar en una acción a balón parado, por tercera jornada consecutiva, y retrató los problemas para repartir tareas en el día que más poblada estaba el área defendida por Mariño. Quintero mostró ciertas debilidades tácticas que no puede permitirse un central de Segunda División y dificultó la tarea de algunos de sus compañeros. La sintonía con Álex Pérez brilló por su ausencia. Calavera fue otro de los que vivió una noche para olvidar.

Paco Herrera presentó una auténtica revolución en el once titular. El entrenador rojiblanco apostó por la esperada defensa de cinco, en un giro táctico resumido en que Quintero se incrustó en el eje de la habitual zaga del equipo. Formó el centro del campo con Rachid como pareja de Álex Bergantiños y de ahí, en adelante, la sorpresa fue en aumento. El ataque quedó en manos de Carmona, duda hasta última hora, en el costado diestro; Viguera, sin minutos la pasada jornada, a la izquierda, y Pablo Pérez, como hombre más adelantado. El gijonés disputó su primer partido como titular de la temporada, lo hizo como delantero centro, y además actuó en puesto que nunca había ocupado. Cubrió la presencia de asturianos en el once, un detalle que no se cumplió la pasada jornada y que pareció querer enmendar el técnico para evitar más críticas.