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Un sentimiento rojiblanco

Los de Prendes nunca fallan

Vicente Príncipe y María Jesús Morán aprovechan su jubilación para seguir al Sporting en entrenamientos, partidos y desplazamientos

María Jesús entrega un paquete de marañuelas a Gerardo Ruiz tras el ascenso de 2015.

Si la afición se midiera por el tiempo invertido en estar cerca de los futbolistas, pocos podrían superar el sportinguismo de Vicente Príncipe y María Jesús Morán. Este matrimonio de la parroquia de Prendes, Carreño, llevan un poco más allá el seguimiento que pueda tener cualquier persona hacia su equipo. Fieles a El Molinón, con butaca asegurada en la Tribunona, desde su jubilación son habituales en los desplazamientos del equipo y populares entre la afición y los jugadores porque no se pierden ni un solo entrenamiento del equipo. Hasta tal punto de que los días que faltan son motivo de preocupación en el vestuario, porque los de Prendes nunca fallan.

"Mi primer recuerdo del Sporting es ver jugar a Solabarrieta y Paquito. Con lo pequeños que eran, las llevaban todas de cabeza", comenta María Jesús Morán, que heredó la pasión por los colores de aquellas tardes de fútbol junto a sus padres, Evaristo y Remedios. El matrimonio intensificó su seguimiento al equipo. Vicente Príncipe compartía con ella una pasión por la que compiten entre bromas. "Vicente es socio desde agosto de 1973, yo ya me llevo desde el 24 de agosto de 1968", detalla María Jesús. Ella también se ha encargado de que su hija, Susana, mantenga la tradición sportinguista de la familia.

"Mi prima, Loli, es la madre de Juan Díaz, el exjugador del Sporting, el de Pervera. Cuando empezó a jugar en el primer equipo nos enganchamos más", comenta el matrimonio. "Hay más vida que el Sporting", les llegó a comentar Manuel Vega-Arango, durante su etapa como presidente del club, cuando los encontraba, una y otra vez, en cada rincón de España en el que tenía partido el Sporting. "Cuando nos jubilamos aprovechábamos los viajes del Imserso para coordinarlos con los partidos en los que jugaba fuera el equipo. Quiero más viajar con el equipo que ir a cualquier playa", comenta esta extrabajadora de la empresa de material eléctrico Crady.

Los vínculos con el vestuario de este matrimonio de Prendes fueron en aumento. Nacho Cases, Lora, Sastre, Cuéllar o De las Cuevas se convirtieron en algo más que amigos de la familia y la confianza se amplió hasta el punto de proponer retos a los jugadores. Prometieron marañuelas para jugadores y técnicos, "hechas por nosotros, ¡eh!", si ascendían a Primera en 2015. "Hicimos 45 docenas, con paquetes personalizados con sus fotos", recuerdan después de que el equipo subiera a la máxima categoría. Volvieron a repetir al año siguiente, como premio por la permanencia.

"Tengo prometido hacerlo ahora otra vez. Tengo la ilusión de volver a prepararlas, pero a ver si tiran más de Mareo, que tienen otra sangre", señala María Jesús sobre sus famosas marañuelas, con la esperanza de celebrar otro ascenso como el que vivieron junto al Sporting en Sevilla hace menos de tres años: "Eso fue lo máximo. Es lo mejor que he vivido con el equipo".

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