"Si no ganamos a un equipo que lleva diez partidos sin puntuar, estamos muy fastidiados". Tino Gutiérrez y Álvaro Grado, gijoneses residentes en Madrid, se echaron a la carretera para pasar el fin de semana en Lorca, junto a su Sporting. La esperanza de ver al conjunto de Baraja romper con el gafe a domicilio movió a la Mareona hacia el Francisco Artés Carrasco desde la capital de España pasando por Alicante, Almería y Granada, entre otras localizaciones. Hubo quien se pegó un maratoniano trayecto desde Gijón, entre autocar y tren, como Roberto Narváez, Milindo. Todo por ver el final a cuatro meses sin triunfos a domicilio.

"Vamos de menos a más", afirmaba antes del encuentro Nacho Arias y su mujer, Ramona Sánchez, rojiblancos llegados desde Baza, Granada. "Nadie duda de que este partido es vital. Los tres puntos te pueden volver a meter en la picota", setenciaba, a pocos metros, Sergio Monroy. Este gijonés ha formado familia y cultivado su sportinguismo en Altet, Alicante. Le acompañaron su mujer, Susi Molina, y sus hijos, Marcos y Pedro Julián.

Los que tampoco faltaron fueron la familia Cueli, residentes en Huercal-Overa, Almería. "Hay que ganar aquí. Ya no se puede fallar más fuera", subrayaban mientras Alonso y Alfonso, padre e hijo, recogían sus entradas junto a María José y la pequeña Cristina.

"Llevo quince años trabajando en Lorca y no podía faltar en un día como esté", señalaba Víctor Fernández mientras tomaba asiento, con los pequeños Bruno, Paula y Alejandro. Los mierenses Aitor Martínez y Karen Lauda también llevan años fuera de casa, en Aguadulce, Almería, y animaron como el que más: "Vamos a subir, sí o sí". En la grada se vieron representaciones de las peñas La 1905 y Río Nalón. También acudieron al Artés Carrasco Javier Fernández, presidente, Fernando Losada, consejero, Quini y Miguel Torrecilla, director deportivo rojiblanco.