Santiago de Chile /

Pamplona, Agencias

Dos madres terroríficas, el reverso oscuro de las mujeres llamadas a dar vida, cobijo y cariño. En Santiago de Chile, una psicóloga fue sorprendida en la cabina de un cibercafé abusando sexualmente de sus dos hijos de 3 y 4 años. No sólo eso. Estaba transmitiendo los abusos por internet en una especie de «casting» que contemplaban pederastas de medio mundo, que luego iban a viajar a Chile para mantener relaciones con los menores. Además, la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado a 38 años de cárcel a una mujer de Mutilva Alta que estranguló a dos de sus cuatro hijos, de 3 y 7 años, y luego intentó asesinar con un cuchillo a los otros dos, de 12 y 14.

El caso de la madre pederasta causó ayer consternación en Chile. Marta Lagos Frías, psicóloga de 34 años, se justificó asegurando que era la forma que tenía de «interactuar» con sus hijos. Cristian Vega, inspector de la Policía de Investigaciones (PDI), indicó que la mujer formaba parte de una red internacional de pornografía infantil con brazos en Venezuela, Argentina y otros países de América y Europa. Los pederastas que estaban viendo las imágenes iban a desplazarse a Chile a final de mes para grabar una película de pornografía infantil, por la que pagarían a la mujer 9.000 dólares. Por una segunda película iba a recibir otros 30.000 dólares. La Policía chilena empezó a investigar a la mujer en diciembre, cuando comenzó a ofrecer a sus hijos en páginas de anuncios gratuitos colgadas en internet.

El crimen de Mutilva Alta fue aún más terrible. A. J. M., de 40 años, aceptó ayer 38 años de cárcel por el asesinato de dos de sus hijos y el intento de homicidio de los otros dos, hechos que tuvieron lugar el 5 de febrero de 2008.

El fiscal solicitaba 62 años de cárcel, aunque accedió a rebajar su petición al aplicar las atenuantes de trastorno mental transitorio y reparación del daño. También aplica la agravante de parentesco.

En el momento en que ocurrieron los hechos, los padres de los cuatro niños estaban en proceso de divorcio. Según el fiscal, la madre creyó que «el Juzgado iba a optar por una guardia y custodia compartida y que la pensión de alimentos sería insuficiente para los niños, por lo que decidió terminar con la vida de éstos y la suya propia».

Cinco días antes del crimen la mujer hizo acopio de varias cajas de Orfidal. Una vez obtenidos los medicamentos, dio las pastillas machacadas a sus hijos en la cena, mezcladas con zumo de naranja. Cuando todos los niños se encontraban en la cama, la madre se despertó de madrugada y comprobó que seguían vivos. Por ello, cogió una almohada y la colocó en la cabeza de sus dos hijos de 7 y 3 años hasta «asegurarse de su muerte». Después, cogió dos cuchillos e intentó matar a los otros dos hijos, pero no lo consiguió.

Luego se dirigió a la cocina y dejó cuatro notas dirigidas a su marido, a su familia, a sus hijos y a su letrada, a la que también escribió un correo. Después se dirigió al garaje, donde intentó matarse con los gases emanados por el coche.