La desarticulada banda de estafadores campó durante semanas a sus anchas por la barriada minera de Rioturbio, en Mieres. De hecho, un vecino de la localidad fue el primero en denunciar, tras percatarse del engaño. Este territorio fue controlado por J. C. C. Isabel Moreiras lo recuerda perfectamente: «Era agradable y tenía mucha facilidad de palabra». Esta joven le abrió las puertas de su casa pensando que se trataba de un simple vendedor. «Nos ofreció un ordenar portátil y como lo necesitábamos, pues lo compramos». Le dio todos sus datos personales y cerró la compra. Semanas después una financiera se puso en contacto con ella. La reclamaba letras atrasadas del pago de un cocina comprada en una mueblería de Pola de Siero. El valor, 2.300 euros. Se quedo perpleja, ya que ella no había adquirido nada: «Empezamos a tirar del hilo y descubrimos que era una estafa». Isabel Moreiras ha tenido acceso al documento de venta: «Estaban todos mis datos personales, todo aparentemente en regla, salvo la dirección y mi firma, que había sido falsificada». La joven reconoce que «nos llevamos un gran disgusto en la familia, ya que a mi suegro le pasó lo mismo». Su compañero sentencia. «Si lo pillo yo...».