Oviedo / Coaña, L. Á. VEGA / A. SERRANO

La Policía judicial de la compañía de la Guardia Civil de Luarca ha detenido a un vecino de Navia, M. J. F. M., de 50 años, como presunto autor de la muerte de Julia Méndez Méndez, Julita, la vecina de 85 años de la localidad de Ortiguera (Coaña) que falleció el pasado 29 de junio a consecuencia de una explosión de gas registrada en la vivienda unifamiliar en la que residía. El detenido pasará a disposición del juez de Luarca en breve, imputado por un presunto delito de homicidio imprudente. El giro sorprendente de este caso ha causado cierta sorpresa entre los vecinos de la mujer, que no acababan de explicarse la muerte la anciana.

La explosión que mató a Julio Méndez se produjo a las nueve de la mañana del pasado 29 de junio. La mujer, que sufrió quemaduras en el 90 por ciento del cuerpo, falleció unas cuatro horas después de la deflagración en el Hospital Universitario Central de Asturias, en Oviedo. De inmediato, la Guardia Civil analizó la escena del accidente para determinar la causa de la explosión.

Una semana antes de que ésta se produjese, la mujer había contratado la instalación de una vitrocerámica en la casa y le habían retirado la cocina de gas. No obstante, la mujer aún tenía un calentador de agua, que pudo provocar la fuga y la explosión subsiguiente. Fuentes de la Guardia Civil indicaron que M. J. F. M. fue la persona que realizó los trabajos de la instalación del gas. La Guardia Civil ha llegado a la conclusión de que ésta fue defectuosa, lo que provocó la fatal explosión. La mujer vivía sola en el barrio de La Cabana de Ortiguera.

La detención del instalador se produjo a la una menos cuarto del mediodía de ayer, en el concejo de Navia. Posteriormente fue conducido a las dependencias de la Guardia Civil en Luarca, para prestar declaración. Ahora lo hará ante el juez encargado del caso.

En el pueblo de Ortiguera, la mayor parte de sus habitantes confiaban en Julia Méndez Méndez, una mujer que residía sola, aunque mostraba una gran independencia. Por eso, desde que se produjo la explosión de gas que acabó con su vida, pensaron que la culpa «no había sido de ella».

Los vecinos de la fallecida y los que también conocen a su familia más cercana trataban de buscar una explicación al accidente y no la encontraban. «Ella estaba acostumbrada a manejar bombonas y sabía lo que hacía», indicó una de sus vecinas.

En el barrio donde residía la gente comentaba muchas posibilidades. «Siempre pensamos que si hubiese sido por un escape de gas habría muerto intoxicada, porque dormía muy cerca de la cocina», explicaron. La idea de que la muerte de Julia necesitaba de una investigación cogió fuerza, porque no parecía un accidente fortuito. Los vecinos de Ortiguera no dudaron ayer en señalar que el resultado de las pesquisas policiales no podía sorprender a nadie. «Culpa de ella, no fue», insistieron.