Juan José O.C., el autor confeso de la muerte de Álvaro Rodríguez, ha asegurado ante la Guardia Civil que si disparó y acabó con la vida del empresario boalés hace tres meses fue porque se sentía "intimidado y amenazado" ya que le exigía que le devolviera los miles de euros que le había robado meses antes en distintas ocasiones.

Esos robos cometidos durante el pasado año habían llevado al empresario boalés fallecido a colocar cámaras ocultas en su negocio de materiales de construcción, situado en el Alto de Llaviada, en Boal, donde fue encontrado muerto por sus familiares la madrugada del 11 de noviembre del pasado año con un tiro de escopeta en la espalda y otro en la cabeza.

Con esas cámaras, que ya habían dejado de funcionar el día del crimen, descubrió que era Juan José O.C., de 59 años, quien robaba material y el dinero que había para cambio en una caja metálica de color rojo dentro del cajón de un escritorio.

Aunque el empresario no llegó a denunciar estos robos, con los que Juanjo O.C. pudo haber conseguido entre 6.000 y 9.000 euros, sí que se personó en su casa para exigirle que le devolviera el dinero algo que, según responsables de la investigación llevada a cabo por la Guardia Civil, parece que nunca tuvo intención de hacer.

Este hombre, un prejubilado vecino de Prelo, una pequeña aldea de Boal, se había convertido desde los inicios de la investigación en el principal sospechoso, aunque su detención no se produjo hasta este miércoles, 16 de febrero, una vez que la policía científica tuvo los resultados de distintas pruebas que, al parecer, le incriminan con los hechos.

Tras su detención, según ha destacado hoy el capitán de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, Alberto Rodao, el sospechoso también se autoinculpó en su declaración ante la Guardia Civil de Navia.

En esa declaración dio detalles que no habían salido en los medios de comunicación, como que de la oficina del empresario fallecido faltaba una caja metálica roja con unos 300 euros.

Juajo O.C. reconoció que se la había llevado y que se deshizo de ella en el cercano embalse de Arbón", donde un equipo de buzos de la Guardia Civil pudo recuperarla la mañana del 17 de febrero, a la altura del puente de Castrillón, en una zona de unos once metros de profundidad y con mucho lodo.

El supuesto homicida también afirmó que el día del crimen había ido a pie hasta la casa que un sobrino para robarle su escopeta y que con ella se dirigió por pistas y caminos hasta la empresa de Álvaro Rodríguez, al que encontró sólo trabajando en la oficina hacia las 20:00 horas.

El empresario recibió dos tiros, uno desde la puerta de la oficina, y otro desde una posición más cercana, los dos mortales de necesidad, según la guardia civil.

Aunque en un primer momento la investigación estuvo condicionada por el hecho de que en la empresa había una gran cantidad de dinero que no se habían llevado, como tampoco la cartera de la víctima, la ausencia de la caja roja con el dinero para cambio llevó de nuevo a la Guardia Civil a reconducir la investigación.

En opinión del capitán Rodao, el detenido tenía una cierta obsesión con esa caja ya que en las grabaciones con las que el empresario fallecido supo que le estaban robando, J.J.O.C. siempre iba directo al cajón en la que se guardaba.

Rodao ha comparecido hoy en Oviedo en una rueda de prensa en la que ha estado acompañado por varios mandos de la Guardia Civil y por el delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, que ha destacado el "excelente" trabajo desarrollado en este caso, que dio por terminada la fase de clarificación de los hechos esta semana con la detención y encarcelamiento provisional de Juanjo O.C.

La Guardia Civil ha incidido en que la resolución del caso ha sido posible tanto por el trabajo de la policía científica, que hizo una exhaustiva investigación, como por la colaboración de los vecinos, con los que los agentes mantuvieron más de 50 entrevistas.