Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

El servicio aéreo entre Asturias y Madrid se vio afectado de nuevo ayer por problemas con las tripulaciones de Iberia. Esta fue la causa, según las fuentes consultadas, de la cancelación de, al menos, dos de los tres vuelos que fueron suspendidos en la ruta.

En concreto, quedaron en tierra los aviones que deberían haber despegado del aeródromo de Santiago del Monte a las siete y media y a las once menos cuarto de la mañana. Además, tampoco partió de la T-4 de Barajas el servicio con salida a las nueve menos cinco de la mañana, en el que tenía previsto volar Ana Mato, vicepresidenta de organización electoral del PP. La dirigente popular se vio obligada a tomar otro vuelo y, como consecuencia, llegó tres cuartos de hora tarde al acto de presentación de los candidatos locales del partido en Asturias, que arrancó a las once de la mañana de ayer en Villaviciosa.

Las cancelaciones por falta de tripulación en aviones de Iberia de la ruta entre Asturias y Madrid se unen al rosario de retrasos y suspensiones que sufre la aerolínea española de bandera desde hace ya varias semanas. Se da la circunstancia de que estos problemas coinciden en el tiempo con un conflicto laboral entre los pilotos y la dirección de la empresa, a cuenta del convenio colectivo y de la constitución de una filial de bajo coste para los vuelos nacionales y de radio corto. Así, por ejemplo, en el arranque de la pasada Semana Santa el índice de demoras en la T-4 de Barajas, en la que opera Iberia, alcanzó el 40%. Se trata de un porcentaje que superó en diez puntos la ya de por sí elevada media del aeródromo de la capital española en ese momento. Junto a las cancelaciones de ayer, los principales problemas en el enlace de Iberia entre Santiago del Monte y Barajas se han registrado en la terminal madrileña. El pasado 31 de marzo, la inesperada baja del piloto del avión que iba a despegar en dirección a Asturias a las ocho menos cinco de la tarde, unido a un retraso de la tripulación del que tenía que salir a las nueve y veinte, conllevó que el vuelo se trasladase a las once y cuarto, lo que generó una gran indignación entre los pasajeros por la falta de previsión de una compañía del prestigio de Iberia. Llovía sobre mojado. Apenas un par de semanas antes, el día 17 de marzo, la suspensión sin previo aviso del último vuelo entre Madrid y Asturias obligó a un centenar de pasajeros a pasar la noche en la capital.