La justicia francesa inició ayer el proceso por asesinato contra los padres de un niño de 3 años que murió en 2011 porque lo metieron en una lavadora para castigarlo y pusieron en marcha un programa. Fue su otra hija, de 5 años, la que explicó a la Policía y los servicios de emergencia lo que había ocurrido.

Tanto el padre, Christophe Champenois, como la madre, Charlène Cotte, podrían ser condenados a cadena perpetua por el Tribunal de lo Criminal de Melun (al este de la región de París), cuya sentencia se espera el próximo viernes.