El profesor de Ingeniería Antonio Calleja, de origen leonés, aunque residente en Gijón durante muchos años, vivió en primera persona el terremoto de Taiwán, cuyo epicentro se situó a 31 kilómetros de la ciudad donde se encuentra, Tainan, en la que se derrumbaron hasta catorce edificios, en uno de los cuales puede haber un centenar de personas atrapadas. "Asusta despertar y que todo se mueva tanto. La cama se movía de un lado para otro, las paredes crujían", relató a sus amigos y familiares. "Cayó al suelo todo lo que tenía en el baño", añadió Calleja, profesor del área de Tecnología Electrónica en la Universidad de Oviedo y que está en la ciudad de Tainan disfrutando de una beca en la Universidad Cheng Kung.

"Al parecer, ésta es una zona de terremotos, por la placa sísmica de Filipinas", indicó. El terremoto, de 6,4 grados en la escala Richter, se produjo poco antes de las cuatro de la madrugada (las nueve de la noche de anteayer, viernes, hora española) y ha dejado por el momento 13 muertos y 480 heridos, una veintena de ellos de gravedad. Calleja vivió además una réplica de 4,5 grados, aunque se asustó menos. "Hemos tenido suerte", reconoció.

El profesor confesó que después del seísmo se asomó a la ventana para ver la reacción de la gente, pero apenas vio vecinos en la calle. Tras despertarse con el fuerte temblor, que duró unos diez o quince segundos interminables, el profesor no pudo dormir y se mantuvo pegado al ordenador, tranquilizando a sus familiares y amigos. Baste para resumir su buen estado de ánimo la frase que dejó a sus allegados en su página de Facebook: "Un asturiano aguanta lo que le echen".

El edificio Weiguan

La tragedia se ha producido casi en la víspera de la mayor festividad anual de Taiwán, la del Año Nuevo Lunar. La mayoría de las víctimas mortales, incluida una niña de sólo diez días, se encontraba en el edificio Weiguan Jinlong de Tainan, del que se han rescatado ya 258 personas, según datos del Servicio Nacional de Emergencias, pero donde varios vecinos aseguran que aún están sus familiares.

Los datos más pesimistas del Gobierno local indican que todavía podría haber hasta un centenar de personas atrapadas en ese inmueble de diecisiete plantas, el más afectado entre los catorce derrumbados o dañados por el seísmo. Mientras, continúan las tareas de los equipos rescate, dificultadas por la falta de luz natural al caer la noche, el frío y el peligro de explosiones.

Frente al edificio Weiguan hubo escenas de alegría, como la de una mujer que presenció emocionada el rescate de su esposo, y también muchas de angustia, como el caso de una madre rescatada sin sus dos hijos que imploraba que fuesen en su búsqueda.

En ese ambiente de luto no faltaron, sin embargo, acontecimientos que arrojaron luz a la tragedia, como el rescate de un niño de 7 años, apellidado Hu, gracias al maullido de su gato, que alertó a los bomberos, quienes también salvaron a su hermano. No obstante, el descubrimiento de latas usadas de aceite rellenas de un líquido no identificado en las estructuras del edificio Weiguan, en lugar de cemento, han puesto una nota amarga y suscitado dudas sobre la solidez de la construcción. El panorama en Tainan tras el terremoto es devastador, con catorce edificios derrumbados y otros muchos dañados y sin el servicio eléctrico en 168.000 hogares y de agua en 40.000 durante el día. El tren de Alta Velocidad que une el sur y el norte de la isla ha interrumpido sus servicios. El 21 de septiembre de 1999 otro terremoto causó más de 2.400 muertos en la isla.