La alarma generada por una niña de 3 años que, de repente, empezó a vomitar puede haber salvado la vida a una familia de seis miembros de Pola de Siero. Todos ellos resultaron intoxicados a causa del humo desprendido por una barbacoa que estaban haciendo en el interior de su casa en la noche del sábado. Los seis integrantes de la familia -cuatro adultos y dos menores de edad- tuvieron que ser trasladados en dos ambulancias al servicio de urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Después de varias horas en observación, en la mañana de ayer, ya recuperados, recibieron el alta.
Los servicios sanitarios habían sido alertados del suceso poco antes de la medianoche del sábado. El primero en intervenir fue el médico de guardia del centro de salud de Pola de Siero. Él fue quien primero comprobó las consecuencias de una idea rematadamente desacertada: introducir en un casa una barbacoa encendida, decisión que la familia había tomado, al parecer, por el frío que reinaba en el exterior.
Los promotores del fuego -de origen latinoamericano- no eran conscientes del enorme daño que puede causar la inhalación de monóxido de carbono en un espacio cerrado. Fue la más pequeña del grupo la que primero empezó a manifestar los síntomas (malestar, mareos, náuseas...) y la que propició que los demás participantes en la cena repararan en el riesgo que estaban corriendo. No resulta infrecuente que el monóxido de carbono cause la muerte de personas mientras duermen, sin que puedan apercibirse del proceso de asfixia que están sufriendo.
Tras la intervención inicial del médico del centro de salud, los seis integrantes del grupo fueron conducidos en ambulancias al HUCA, donde la pequeña de 3 años fue atendida en el área de urgencias pediátricas, mientras la otra menor, de 16 años, recibía asistencia en la zona de adultos del complejo sanitario de La Cadellada.
