La Guardia Civil decomisó en la madrugada del jueves al viernes 211 kilogramos de oricios y otros tres kilos de bígaros a dos furtivos en la zona de Cudillero. El instituto armado detectó un vehículo que circulaba con catorce barreños repletas de erizos de mar, cuya población ha disminuido de forma importante en la costa asturiana. Una vez detenido el coche, los guardias procedieron a la identificación de sus dos ocupantes, procedentes de la localidad gallega de El Ferrol y reincidentes en este tipo de actos, tras lo que les abrieron sendos expedientes sancionadores. Las multas pueden alcanzar los 6.000 euros.

Los hechos acaecieron a la una de la madrugada, cuando una patrulla de seguridad ciudadana del puesto de El Pito divisó un vehículo sospechoso que circulaba por el kilómetro 122 de la nacional N-632. Tras darle el alto, los guardias comprobaron que el coche transportaba en su maletero y en la parte trasera del habitáculo gran cantidad de oricios en barreños de plástico. De inmediato, solicitaron apoyo a la patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que decomisó el cargamento al no presentar los furtivos ningún tipo de documento que amparase el transporte y justificase la captura.

Los furtivos fueron identificados por las fuerzas de seguridad, momento en el que se constató que uno de ellos contaba con antecedentes por estas infracciones. Y es que ya había sido imputado por furtivismo de percebes en la zona de Tapia de Casariego, al habérsele interceptado con 88 kilogramos del codiciado producto.

Los oricios decomisados fueron devueltos al mar a las dos y cuarto de la mañana en el puerto de Cudillero por parte de los guardias que tomaron parte en el operativo. Mientras, los recipientes quedaron depositados temporalmente en la oficina comarcal de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales de Luarca.

Los hechos son constitutivos de infracciones graves, según la Ley de Pesca Marítima del Principado de Asturias. Y ello por varios motivos. Se trata de pesca sin autorización, hay un exceso del cupo fijado en cinco kilogramos por pescador y día, y se capturaron numerosos especímenes inmaduros, de menos de 55 milímetros de diámetro. Una infracción grave como ésta puede llegar a ser sancionada con hasta seis mil euros de multa.

La operación se produce en un momento de escasez histórica de oricios en las costas asturianas, donde han mermado alarmantemente las poblaciones. Paradójicamente, una gran cantidad del producto que se consume en la región proviene de la vecina comunidad gallega, de donde llegaron los furtivos.