La búsqueda de Diana Quer, la joven madrileña de 18 años desaparecida en la madrugada del pasado 22 de agosto en A Pobra do Caramiñal (La Coruña) salta a Europa. La organización SOS Desaparecidos ha remitido una ficha con fotografías y datos físicos de la joven a sus delegaciones en Portugal, Francia, Bélgica y Suiza, y también a una entidad colaboradora italiana, con el fin de dar la máxima difusión al caso, que, por otro lado, se ha convertido en un auténtico fenómeno mediático.

La juventud de Diana, las circunstancias extrañas del caso y la evidente capacidad de la familia de la joven para captar la atención de los medios de comunicación explican el interés que ha levantado esta desaparición, sólo comparable al que en su día concitó la muerte de Asunta Basterra o Marta del Castillo.

El interés por este caso contrasta sin embargo con el que reciben otros. SOS Desaparecidos ha lanzado un total de nueve alertas hasta el 25 de agosto en Asturias. La última fue por la desaparición de la saregana Elena Solares, de 85 años, encontrada varios días después en perfecto estado. La desaparición de personas mayores no suele tener el mismo impacto que la de los jóvenes, a pesar de que un porcentaje muy alto, casi la mitad, son hallados muertos. Casos como el de Pedro Matías Sánchez Riesco, que desapareció en Gijón el 26 de marzo de 2009, con 31 años -y del que SOS Desaparecidos lanzó una alerta recordatoria recientemente-; Susana García Vega, que falta en Oviedo desde el 28 de diciembre de 2008, o Yolanda García Bravo, de 47 años, cuyo rastro se perdió en Gijón el 5 de febrero del año pasado, no han recibido ni mucho menos la atención mediática de Diana Quer.

Ni han recibido tampoco la misma atención por parte de las fuerzas de seguridad. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil está poniendo en juego todos sus medios técnicos. Varias secciones de los servicios centrales, que trabajan en colaboración con la Unidad Técnica de Policía Judicial y el departamento de Delitos contra las Personas de la Comandancia coruñesa -de la que es jefe el coronel Francisco Javier Jambrina, que durante muchos años fue jefe operativo de la Comandancia de Oviedo-, han puesto en los últimos días numerosos recursos para dar con la joven madrileña, hija de un acaudalado empresario inmobiliario.

Los esfuerzos de la Guardia Civil, apoyada por grupos de voluntarios que han realizado batidas, siguen sin aclarar el misterio de la desaparición de la joven. Todo indica que la chica llegó a estar cerca de la vivienda donde pasaba las vacaciones con su madre y su hermana Valeria. Un factor que ha extrañado a la Guardia Civil es que se denunciase su desaparición esa misma mañana, cuando ya tenía antecedentes de faltar de su casa durante varios días. La Guardia Civil también considera poco recomendables algunas de las compañías de la joven. El caso está atrayendo, como siempre, a muchos "espontáneos": supuestos amigos que cuentan intimidades de la joven, y otros que lanzan pistas falsas sobre su paradero.