Manuel Moro Martín estudió Bellas Artes en Oviedo y trabajó de "aprendiz" en una conocida joyería ovetense en la que, según explicó su hermana Covadonga, participó en la reconstrucción de las joyas de la Cámara Santa de la Catedral (la Cruz de la Victoria, la Cruz de los Ángeles y la Caja de las Ágatas) al ser recuperadas tras su robo aquel 10 de agosto de 1977. "Es un manitas. Hizo cursos de orfebrería, dibuja muy bien y es muy detallista y perfeccionista", le describe su hermana.

Pero un día decidió cambiar de vida y se marchó de Oviedo. "Estuvo trabajando en la construcción de la cárcel de Topas, en Salamanca, y decidió quedarse allí y dedicarse profesionalmente a ese sector, en el que llegó a oficial de primera. Siempre le gustó viajar y practicar el senderismo y la montaña, pero nunca dejó de mantener contacto permanente con la familia. Sobre todo con mi madre, para que estuviera tranquila sabiendo que él estaba bien", aseguró la hermana de Manuel Moro Martín, que no deja de pedir ayuda para su búsqueda.