Fueron más de ocho horas sumergido en la oscuridad de las cuevas de Valporquero, en León, con la única luz de las linternas que llevaban en el casco y con el cuerpo entumecido por la baja temperatura del agua. Una "experiencia muy dura física y psicológicamente" que, sin embargo, acabó con final feliz. El ovetense David Huerta se encontraba realizando una actividad de espeleobarranquismo cuando se vio obligado a emplearse a fondo para rescatar a un montañero segoviano que había caído a un pozo. El grupo con el que realizaba la actividad, su novia incluida, estaba a punto de realizar uno de los descensos que incluye la ruta por el interior de la montaña. Y el policía ovetense, que vive en Madrid y trabaja en la Unidad de Intervención Policial destacada en la capital, se disponía a bajar por la cuerda cuando un montañero de otra expedición se les acercó pidiendo auxilio para "un compañero que había caído a un pozo de agua y al que no conseguía sacar". Eran las doce del mediodía del pasado sábado y David Huerta, de 32 años, y el guía que supervisaba su bajada, Rubén Merino, no dudaron en separarse del resto de la excursión y poner cuerpo y alma en el rescate.

"Seguimos al montañero y encontramos a su compañero gritando en el agua, que estaba a unos siete grados", relató el agente, que aplicó entonces sus conocimientos sanitarios. Además de policía, es técnico de Emergencias Sanitarias y fue voluntario en el servicio de Protección Civil de su Oviedo natal. La cámara en la que había caído el accidentado estaba completamente inundada pero los rescatadores se las arreglaron para colocarle un zona en la que había "dos dedos de profundidad". David Huerta realizó un análisis al accidentado, que "tenía la rótula fracturada y el tobillo también estaba afectado". Le inmovilizó después una pierna empleando "unas bridas, unas maderas que encontramos en la cueva y una férula que llevaba el guía". Una vez entablilló al herido y con la ayuda del resto de los presentes montó una pequeña estructura con "una manta térmica, hilo dental y dos lámparas de rescate". Para alejar aún más el cuerpo del montañero del frío, le incorporaron y sacaron su espalda del agua, colocándose el policía ovetense tras el afectado para servirle de apoyo. El guía de la empresa turística, Rubén Merino, se fue después en busca de ayuda, dejando a David Huerta con los dos montañero. No fue hasta las cuatro y media de la tarde cuando un Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil se presentó en el lugar de los hechos para sacar al accidentado al exterior.

Tenían, sin embargo, un largo camino por delante. Pidieron la colaboración de los presentes para acortar el rescate lo máximo posible y colocaron al montañero en la camilla en la que superaría después cinco subidas y con la que se deslizaría por tres tirolinas a la luz de las linternas de los rescatadores. "Tardamos otras tres horas y media en salir y la gran profesionalidad de los agentes de la Guardia Civil fue clave", cuenta David Huerta. Comenta también que cuando cruzaron la entrada de la cueva se presentó en el lugar de los hechos un helicóptero del servicio de emergencias de Castilla y León que desplazó el herido al hospital e impidió que el grupo de rescate tuviese que cargar con la camilla hasta el camino, que estaba en una altura superior. "Rubén Merino y yo salimos con hipotermia", recuerda el policía que, no obstante, rechazó ser desplazado al complejo sanitario: "Solo quería ver a mi novia". Desde entonces, David Huerta ha mantenido en contacto con el montañero accidentado que "está tranquilo y en vías de recuperarse". Y agradecido, seguro, al policía ovetense que impidió que muriese de frío en el interior de la oscura cueva leonesa.