La Policía británica elevó ayer a 58 los muertos por el incendio del miércoles en una torre residencial de Londres, que ha provocado la indignación de los vecinos por las respuestas insuficientes del Gobierno para ayudar a los afectados.

La Policía explicó que considera que los desaparecidos por el fuego declarado en la torre Grenfell (oeste de la ciudad) están muertos, por lo que eleva la cifra de fallecidos a 58, incluidos los 30 ya confirmados ayer. No obstante, advirtió de que el número de víctimas mortales puede aumentar mientras los bomberos trabajan en el edificio, prácticamente en ruinas por el devastador incendio.

En el edificio, de 24 plantas, vivían entre 400 y 600 personas, muchas de ellas de pocos recursos. Ante el temor por el precario estado de la torre, dos líneas del metro de Londres que pasan cerca de la zona quedaron ayer parcialmente suspendidas. La cifra se conoció en medio del creciente malestar de los vecinos y los residentes de la torre por la insuficiente ayuda de las autoridades para resolver su situación, que es desesperada pues han quedado sin hogar y lo han perdido todo.

En respuesta a esta indignación, que ha sido manifestada con protestas de cientos de personas en las proximidades de la sede del Gobierno, la primera ministra británica, Theresa May, recibió a víctimas del incendio y a voluntarios que ayudan a los damnificados.