Un tren de FEVE remolcó en la mañana de anteayer a otro que se había averiado tras chocar contra una roca desprendida por un argayo. El convoy empujó literalmente al tren que había quedado inutilizado hasta la estación de Pravia, con el fin de ser reparado de los desperfectos sufridos. La imagen, muy poco habitual, de un tren remolcando a otro hizo pensar a algunas de las personas que contemplaron la escena que ambos convoyes se habían encontrado en la misma vía por algún tipo de fallo humano, aunque la realidad era otra muy distinta. El trazado de este tipo de trenes, por vías muy estrechas y pegadas a pronunciadas laderas, hace que sufran a menudo los efectos de los desprendimientos.