El joven de 17 años y de México tenía en su ojo un gusano parásito que se movía libremente nadando en el líquido intraocular. Sufría desde hace semanas un gran dolor y su vista se había deteriorado, sólo distinguía a corta distancia

Los oftalmólogos operaron de inmediato, quitando la lente del ojo para llegar al gusano. La cirugía consistió en retirar el cristalino para alcanzar la córnea, donde el parásito había dejado su rastro. Había múltiples perforaciones del iris, inflamación de la membrana ocular y sangre.

El parásito, de tres milímetros, tuvo que ser cortado en trozos más pequeños para poder extirparlo. Finalmente, aunque el gusano no causó ninguna infección en el ojo del menor, no ha vuelto a recuperar la visión, según explica 'The New England Journal of Medicine'.