Solo, en una celda en la enfermería con una pared de cristal al otro lado de la cual está el preso que lo vigila, su sombra. Así se encuentra José Enrique Abuín Gey, autor confeso de la muerte de Diana Quer, en la prisión pontevedresa de A Lama, a donde fue trasladado este miércoles desde el penal coruñés de Teixeiro. Pese a esa soledad, ya ha podido tener contacto con el exterior. Fue a través de una llamada telefónica. ¿Y quién fue la persona con la que se puso en contacto? "El Chicle" aprovechó ese breve tiempo de comunicación que se le permitió para telefonear por primera vez desde su detención a su madre. Y con ella habló para que lo visite en la cárcel. La progenitora le ha retirado públicamente su apoyo y repudiado, como hizo también el resto de su familia biológica. "Mi hijo es un monstruo, un asesino"dijo destrozada y entre lágrimas la mujer escasos días después del hallazgo del cadáver de la joven madrileña en la nave de la parroquia de Asados de Rianxo, a 200 metros de su domicilio.

Abuín -que fue derivado a A Lama por razones de seguridad para evitar que coincidiese en el penal coruñés con miembros de la banda de narcos a los que habría delatado- está en una "celda adaptada" en la enfermería. Se le ha aplicado el protocolo de prevención de suicidios. La estancia tiene una pared de cristal, al lado de la cual está el interno de apoyo al que se ha encomendado la función de vigilarle. Al contar con el primer grado, dada la alarma social del delito presuntamente cometido, no tiene contacto con otros internos. A lo que sí tiene derecho es a salir al patio las horas que le correspondan.

Desde el penitenciario pontevedrés ya se puso en contacto con su madre. Lo hizo a través de una llamada de teléfono. La mujer mostró tras la aparición del cadáver de Diana su horror y desolación por lo ocurrido y no dudó en trasladar su pésame a la familia Quer. Manifestó ante los periodistas que su hijo es un "monstruo" y que debía pagar por lo que hizo. "Si él no la mató pero sabía donde estaba el cuerpo, entonces es igual de culpable", dijo. Las hermanas de "El Chicle" también fueron contundentes. "Mi hermano es quien debía estar en ese pozo y no la niña", concretó una de ellas. Solo el padre de Abuín, en los primeros días de enero, mantenía la fe en su hijo y decía que la Guardia Civil se había equivocado: "No tiene cojones ni para matar a una gallina o a un ratón".

La situación de Abuín

Lo cierto es que, con el paso de los días, las cosas se complican aún más para Abuín. El informe antropológico forense preliminar notificado esta semana a las partes ha echado definitivamente por tierra la versión a la que se ha venido agarrando el investigado, incluso ante su propio abogado defensor. Diana, cuyo cuerpo fue arrojado en agosto de 2016 a un pozo de la nave donde fue hallada, no fue víctima de un atropello mortal fortuito, como aún sigue manteniendo "El Chicle". Todo lo contrario. Los forenses son rotundos al establecer la causa del fallecimiento: hay claros signos de estrangulamiento. Se trata, sin lugar a dudas, de una muerte homicida. La autopsia, que necesitará de pruebas complementarias para intentar dar respuesta a más interrogantes sobre la muerte de la joven madrileña, descarta un accidente.

Lo que no se pudo determinar, y por ello se precisarán pruebas complementarias, es si la víctima sufrió agresión sexual. Una cuestión clave, ya que, si se llegara a esclarecer este extremo, "El Chicle" podría afrontar prisión permanente revisable. "Que el hecho [un asesinato] fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual que el autor hubiera cometido sobre la víctima" es una de las circunstancias que se recogen para aplicar este castigo.