Antonio María Da Silva asegura que la última vez que vio a su mujer, la maliayesa Mari Trini Suardíaz, y a la hija de ambos, Beatriz, fue en el Algarve, al sur de Portugal, país del que él es natural. La mujer y la niña llevan más de 30 años en paradero desconodio y su marido es el principal sospechoso. Dice que fue allí la última vez que estuvo con ellas y donde les perdió la pista.

Así le indicó a la jueza que lleva el caso, Ana López Pandiella, a mediados del mes pasado. Fuentes judiciales aseguran que el hombre se mantiene en su versión, aunque hasta ahora no había trascendido públicamente. Lo que sí se conocía es que Da Silva se desvincula de lo que les haya podido ocurrir a su esposa e hija y niega que las llegara a asesinar. Su historial delictivo es largo.

La magistrada ordenó una búsqueda internacional del individuo, que fue detenido en Portugal por la policía lusa y entregado en el Centro de Cooperación Policial y Aduanera de Badajoz a agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Policía Nacional de Gijón. Fue trasladado al Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón, donde la magistrada le tomó declaración. Quedó en libertad por falta de pruebas que le incriminen. El hombre había sido interrogado hace un tiempo por la policía de Portugal, sin dar pistas del paradero de su esposa e hija, a las que la UDEV busca con empeño. No está claro si la magistrada autorizará la búsqueda de los cuerpos en una lago de Berbes (Ribadesella) cuando mejore el tiempo. En la casa en la que vivieron allí no hallaron sus restos.