Libertad para Gregorio Cano, conocido como "el violador de la Verneda", tras cumplir veinte años de cárcel de los ciento sesenta y siete a los que fue condenador tras ejecutar diecisiete agresiones sexuales entre 1997 y 1998. Los expertos alertan de que Cano sale sin rehabilitar, pese a que abandonó la prisión mostrando su arrepentimiento y asegurando que él si que se consideraba rehabilitado y disculpándose por haber hecho "tanto daño" a sus víctimas, a las que violaba amenazándolas con una navaja en portales vacíos.

Instituciones Penitenciarias opina lo contrario y cree que existe el riesgo de que pueda volver a atacar sexualmente a mujeres incitado por el consumo de drogas. "No está en condiciones en absoluto ni para estar solo, ni para llevar una vida libre, ni para estar al albur de sus impulsos", asegura el psiquiatra forense José Carlos Fuentes. Cano superó en prisión los programas de rehabilitación establecidos para este tipo de violadores múltiples, hasta el punto de que la dirección general de Instituciones Penitenciarias autorizó que se le concedieran permisos puntuales. Pero en el control posterior a uno de estos permisos, Cano dio positivo por consumo de drogas, por lo que perdió los beneficios penitenciarios. De hecho, el llamado "violador de la Verneda" admitió en el juicio haber agredido sexualmente a 17 mujeres escudándose en el consumo de drogas, dado que aseguró que entre los años 1997 y 1998, era consumidor habitual de éxtasis y "speed". Instituciones Penitenciarias concluye que el "violador de la Verneda" sigue presentando un alto riesgo de reincidencia debido a que el consumo de drogas le impide mantener el grado de conciencia necesario sobre las consecuencias de sus actos. Gregorio Cano siguió los programas de control sexual para violadores o pedófilos que se organizan desde 1996 en los centros penitenciarios de Cataluña. En estos programas, diseñados a medida del perfil del condenado y que incluyen tratamiento individual y también grupal, los agresores sexuales aprenden a identificar las situaciones y conductas de riesgo (como deambular sin rumbo por las calles) y a desarrollar una actitud empática con las víctimas.

Al haber sido condenado con anterioridad a la reforma del Código Penal de 2015, Cano no puede ser objeto ahora de los programas de libertad vigilada, en los que se utilizan mecanismos telemáticos de control durante los diez años, prorrogables, posteriores a la salida de prisión de este tipo de violadores.

Casos como el de La Manada y la puesta en libertad de Cano han llevado a una empresa asturiana a regalar llaveros de autodefensa a mujeres para evitar que sufran abusos sexuales o violaciones. Desde Robótiqu han decidido lanzar este llavero con cara de gato y que se distribuye a través de las redes sociales. El llavero puede ayudar a defenderse de un ataque sexual gracias al diseño puntiagudo de las orejas del gato. Ayer, algunos colectivos feministas volvieron a salir a las calles tras convocar protestas por la excarcelación de este violador múltiple que puede volver a sembrar el terror.