Quisiera, como usuaria del tren, manifestar mi opinión sobre el abandono al que se ve sometido el ferrocarril de ancho métrico en Asturias por parte de los poderes públicos.

Pienso que la importante pérdida de viajeros que sufre no es debida a que los trenes paren o no paren en determinados apeaderos o a que tarde cinco o diez minutos más en llegar de un punto a otro de sus trayectos. Lo que los viajeros demandan fundamentalmente (y lo digo con cierto conocimiento de causa) es que los trenes cumplan con su horario establecido. La gente que acude a trabajar, a clase, a una consulta médica, etcétera, quiere llegar a la hora, porque llegar tarde o no llegar acarrea unos trastornos tan importantes que le pueden suponer incluso la pérdida del empleo, y esa desconfianza en la puntualidad y regularidad de los servicios ferroviarios es lo que hace que los viajeros se vayan. Entre las causas de esa situación destacan el pésimo estado de los trenes, con continuas averías y falta de material, que producen casi todos los días múltiples retrasos y supresiones. Las infraestructuras, más de lo mismo: cuando hiela, problemas con la catenaria; cuando hace viento se caen los árboles a las vías; cuando llueve, continuos desprendimientos de tierra, y todo ello por falta de mantenimiento en los taludes; cuando nieva se atascan los cambios de agujas; cuando hace calor se sobrecalientan los motores... En fin, un desastre continuo agravado por la falta de personal, así como de medios técnicos (pantallas o megafonía) en casi todas las estaciones y apeaderos para avisar a los sufridos usuarios de estas incidencias (por no haber, no hay ni horarios impresos).

Todo esto es lo que hace que los viajeros se vayan masivamente y no que los trenes paren o no en todos los apeaderos. De hecho, cuando Feve alcanzó las máximas cotas de ocupación, los trenes paraban en todos los sitios y no había ni trenes semidirectos.

Pues señoras y señores, todos estos problemas tienen una solución, que es inversión, inversión e inversión, y no dejar núcleos de población sin servicio ferroviario. No olvidemos que es un servicio público y como tal no sólo puede basarse en criterios de rentabilidad económica.