Una Universidad sin fronteras

En defensa de la identidad y la cultura asturianas, sin máscaras

Para acceder al rectorado de la Universidad de Oviedo hemos vivido una campaña electoral que se ha parecido mucho a una campaña política, donde hablaban las promesas y faltaban los análisis, donde sobraba demagogia y faltaba la crítica, donde abundaban las máscaras y faltaba la verdad. Los 4 candidatos no jugamos en las mismas condiciones el mismo partido. Unos tuvieron a favor desde el principio al árbitro, que nunca fue neutral; esto es, al rectorado saliente que siempre apoyó a un determinado candidato. Otros tuvieron detrás empujándolo a una gran organización conservadora, y un tercero embarró desde el principio el terreno de juego para que no hubiera juego limpio. Pongo algunos ejemplos concretos. A lo largo de la campaña se arrancaron reiteradamente nuestros carteles; nosotros no arrancamos ni uno. O las dificultades que se han puesto institucionalmente para que los alumnos difundan una tabla con las opiniones de los candidatos acerca de sus demandas y en la que el candidato designado por el actual rector no sale muy bien parado. Y en los últimos días hemos asistido a la máxima perversión: una profesora ha utilizado Campus Virtual, un instrumento creado con fines docentes, para decirle a sus alumnos a quién tienen que votar (en lo que ya es conocido en las redes sociales como #GrandaGate).

Toda campaña electoral, incluso la campaña para ser Rector de la Universidad, tiene bastante de marketing. Así que en ésta que se cierra todos han vendido sus grandes cualidades y sus magníficas propuestas, todos dijeron cosas estupendas de ellos mismos y de nuestra Universidad y sus distintos estamentos, todos prometieron nuevas instalaciones, nuevas carreras y nuevos campus, e incluso se copiaron unos a otros. Todos menos yo, que me atrevo a decir que fui la excepción que confirma la regla porque desde el primer día dije lo que pensaba y pensaba lo que decía. Esto es, que mi primera y principal propuesta era garantizar la dignidad económica de los profesores precarios, y después, pero sólo un minuto después, me comprometía con todas las consecuencias a garantizar la descentralización administrativa, a garantizar el respeto absoluto a la función pública y al PAS, a garantizar que los estudiantes tuvieran más participación en el gobierno y en la vida universitaria, a garantizar que la universidad en su conjunto se hiciera más asturiana, más internacional y europea, y se abriera sobre todo a Iberoamérica.

Fui la excepción que confirma la regla de la propaganda y las máscaras que usaron los demás candidatos porque la Universidad de Oviedo está también en situación de excepción, acosada por el mal gobierno y la arbitrariedad, por la falta de recursos y de financiación, por la falta de renovación de cuadros y de plantilla. El reto es volver a ser la regla del buen hacer, la regla de contribuir activamente al progreso cultural y económico de Asturias. La regla es volver a identificarnos con nuestros padres fundadores de la universidad moderna, los maestros del Grupo de Oviedo, que nos enseñaron a ser pioneros de una universidad abierta a la sociedad y al mundo para volver a tener una universidad verdaderamente puntera, igualitaria y democrática. En definitiva, para acabar con las fronteras funcionales entre profesores funcionarios y precarios, para acabar con las fronteras entre los distintos colectivos de profesores, PAS y estudiantes, para acabar con las fronteras localistas entre Oviedo, Gijón y Mieres, e incluso para acabar con las fronteras del conocimiento porque universidad es sobre todo universalidad.

Decía un gran poeta español que lo importante era "tener los pies en el suelo y la cabeza en el mundo". Eso nos lo contó muy ayer de otra manera en LA NUEVA ESPAÑA la filóloga asturmexicana oriunda de Grado, Beatriz Arias, quien al recoger el galardón de "moscona de oro" dijo emocionada que "si desapareciera el asturiano se perdería una manera de ver el mundo". Eso queremos ser en la Universidad de Oviedo si salgo elegido rector: universitarios defensores de nuestra identidad y de nuestra cultura, con los pies en nuestra tierra y la cabeza en el mundo.

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