El conflicto entre Podemos y el PSOE en Asturias surgió en el momento mismo en que se conocieron los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de mayo del pasado año. Desde entonces las pugnas entre socialistas y podemistas han ido a más. Pero el punto de inflexión, el punto de no retorno, lo que hace imposible que en algún momento pueda haber unas relaciones más o menos fluidas entre ambos partidos, es la ofensiva a escala nacional acordada y ya puesta en marcha por la dirección regional de Podemos contra el líder de los socialistas asturianos y ahora también presidente de la comisión gestora del PSOE, Javier Fernández.
Los máximos dirigentes del partido morado en Asturias, con Daniel Ripa a la cabeza, han montado una campaña con la intención de desprestigiar en Madrid no se sabe muy bien si al secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA) o al presidente del Gobierno del Principado. No es la primera vez que la formación morada intenta desacreditar a Javier Fernández fuera de la región, pero ahora han redoblado sus esfuerzos aprovechando el protagonismo que ha adquirido al convertirse en la máxima autoridad de los socialistas españoles.
Detrás de toda esta operación de Podemos contra Javier Fernández y la FSA hay más que cuestiones políticas. Todo viene de años atrás, de los duros momentos de la reconversión de los ochenta y noventa, de los combates político-sindicales y de los enfrentamientos personales en el seno de la izquierda asturiana, que tienen continuidad, ya con el paso del tiempo, en actuaciones como el desalojo de La Madreña, en Oviedo. Sólo desde la perspectiva de la esfera privada se puede entender que la marca municipal de Podemos en Gijón, Xixón Sí Puede, diese la Alcaldía del municipio más poblado de la región al partido de Francisco Álvarez-Cascos (la derecha más extrema de Asturias) en lugar de al PSOE.
Lo de menos para los podemistas es que la campaña de desprestigio emprendida en Madrid contra Javier Fernández pueda acabar perjudicando a Asturias. Lo relevante para ellos, por lo que se desprende de sus actuaciones, es acabar con el poder del PSOE. Si no, ¿cómo se puede entender que Daniel Ripa y el resto de la dirección autonómica de Podemos equiparen la situación política de la Comunidad Valenciana (su corrupción) con la del Principado?
