En la mejor tradición del ferragosto, esa fiesta italiana de carácter laico celebrada el 15 de agosto y que suele ir acompañada de éxodos masivos hacia lugares de playa o montaña, la plantilla de Sepides (la sociedad estatal gestora del polígono de la ría) -o al menos gran parte de ella, según se desprende de las explicaciones facilitadas ayer a este diario- se borra del mapa cuando llega agosto y aparca sus deberes para cuando empiecen a caer la hojas. Da lo mismo que los temas pendientes atufen, como le pasa al aparcamiento del Niemeyer, que lleva cuatro años y medio cerrado por falta de voluntad de las administraciones públicas para abrirlo; es verano y lo que mola es ir a la playa y si los usuarios del centro cultural tienen que hacer autocross para aparcar los coches, pues que chinchen. Si esta es la "máxima eficacia de lo público" de la que habló Rajoy cuando empezó la legislatura, que dios nos libre de un hipotético bajón de la productividad funcionarial.
